Linus Daff, inventor de historias
Marta Rivera de la Cruz
12 abril, 2000 02:00Luis Daff cuenta la aventura de un bastardo galés cuya imaginación tuvo que emplearse en la temprana invención de un padre para pasar luego de mentir por necesidad o por afán de diversión a montar un próspero negocio de la mentira en la invención de engaños y simulaciones con que ayudar a salir del apuro a tantos clientes necesitados de ocultar conductas inapropiadas. Lo cual convierte a Linus en un entendido en el comportamiento humano a la vez que su fábrica de mentiras constituye un ataque indirecto a la sociedad, dominada por una doble moral de oscuros intereses, prejuicios y convencionalismos. Como falsificador de biografías que necesitan blanquear su pasado, Linus Daff cumple la función de catalizador de diversas historias que se desarrollan entre Londres, Nueva York y La Habana en el primer tercio del siglo XX. Los varios casos de vida real y su ingeniosa falsificación dan a la novela una extraordinaria variedad de episodios que atestiguan la sorprendente capacidad de fabulación de la autora, desde un cabrero irlandés beneficiado por una inmensa herencia ganada por sus servicios amorosos hasta el egoísmo filantrópico de un indiano gallego que quiere lavar su pasado de estafador y emplear su fortuna en la construcción de un avanzado centro de enseñanza en su pueblo natal de la Costa de la Muerte galaica.
Lo mejor de la novela está en su hábil integración de múltiples historias que, en su conjunto, componen una reflexión sobre el amor y la soledad, sobre la simulación y la verdad, sobre la función pública de la mentira en una sociedad hipócrita regida por el dinero y la impostura. Ficción y realidad caminan de la mano en esta cadena de suplantaciones contadas con buen pulso narrativo y fecundo empleo de las técnicas del relato oral. Quizá se haya ido de la mano en la excesiva acumulación de datos que desvían la atención del eje vertebrador del relato. Y el desenlace no escapa del todo a la impresión de cierto escamoteo y efectismo. Pero no son graves estos reparos en una narración caudalosa de indudable interés que mantiene hasta el final el potencial novelesco de las múltiples historias integradas y que por ello hará las delicias de muchos lectores.