Novela

Maya

Jostein Gaarder

31 mayo, 2000 02:00

Traducción de Kirsti Bagguethun y Asunción Lorenzo. Siruela. Madrid, 2000. 415 páginas, 2.850 pesetas

"S omos el enigma que nadie sabe resolver. Somos los que andamos sin cesar y nunca llegamos a la claridad". Tal vez estas palabras resuman los planteamientos que desarrolla Gaarder en esta novela, continuación, en algunos aspectos, de su archifamosa El mundo de Sofía. Con una trama que sustenta una intriga que no se resuelve casi hasta el final, intercala, en la tradición del diálogo socrático, los elementos más punteros de la biología, la evolución de los vertebrados y del Universo.

Gaarder se sirve de la filosofía y de la poesía de la ciencia para enlazar la historia con el mito, la literatura con la vida, y por ende con el universo, para volver a la filosofía como búsqueda de una explicación del ser. Como afirma el autor, el hombre es el único ser vivo que tiene una conciencia universal. Somos en función de un pasado que Gaarder ejemplifica a través de la intriga de esos seres que intentan descubrirse por medio de la palabra.

Recurriendo a la consagrada técnica literaria de los escritos entregados -unas cartas en las que se explica toda la historia-, Gaarder construye la arquitectura de su novela en dos corniches, a la manera de los "cancioneri" petrarquistas, en los que se traba la acción. La novela se enmarca con un prólogo y un epílogo de considerable extensión, cuyo narrador, John Spook, un escritor inglés viudo y solitario, saca a la luz la larga carta a Vera escrita por otro de los protagonistas, Frank, un noruego que se la dirige a su mujer, de la que se ha separado, y en la que explica las circunstancias en las que se vieron mágica y misteriosamente envueltos en una estancia en las islas Fidji.

La contemplación de la naturaleza en un estadio casi inencontrable en vísperas del cambio de milenio, es vista por los distintos personajes que marcan esta historia: Frank y Vera, John y, sobre todo, los misteriosos españoles José y Ana María Maya. Esas vidas que se reúnen en largas exploraciones por estas islas y en encuentros que marcarán sus vidas y su forma de mirar el mundo, van a volverse a encontrar en distintas ciudades de España: Madrid, Salamanca y Sevilla.

Todas esas extrañas casualidades que hacen creer que existen fuerzas ocultas que conducen nuestras vidas van mostrándose en la novela, a través de la historia misteriosa de Ana y José. Una visita al Museo del Prado despejará algunas incógnitas de los personajes, pero les hará plantearse otras que van más allá y que se desarrollan con toda una teoría sobre la relatividad del tiempo. La Maja de Goya posee el mismo rostro que Ana, la enigmática bailaora de flamenco. Entramos así en la teatralidad de la existencia, en el mundo del ser y del parecer. Maja/Maya: el mundo fenomenoménico de la ilusión, que creemos la verdadera realidad. El ser humano tiene que aprehender la "otra" realidad, no sólo la que le muestra el mundo plano que aparenta ser. Se convierte así el azar en un parámetro más que hay que considerar. La vida es un juego que tiene un número de cartas que se entrelazan en unas combinaciones desconocidas.

Se escribe la novela como se hace la historia y el mundo: es una obra en proceso de construcción. Para Gaarder el que pretenda entender el destino tiene que sobrevivir a él. Se tarda miles de millones de años en crear un ser humano. Y sólo se tarda segundos en morir.