Image: Caravaggio, exquisito...

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Novela

Caravaggio, exquisito...

Luis Antonio de Villena

14 junio, 2000 02:00

Planeta. Barcelona, 2000. 230 páginas, 2.800 pesetas

Podemos afirmar que por la intensidad y la completa información que late en este texto nos encontramos ante una de las obras más logradas del autor

Luis Antonio de Villena sigue manteniendo, a un ritmo muy vivo, su creación literaria. El tiempo pasa, el mundo literario se debate cada día más entre los influyentes extremos de lo ligero y lo impuesto -de los "productos"- y es bueno siempre recordar la profesionalidad pródiga de este autor que, por un lado, reforzó con contundencia los deslumbres de la primera estética novísima y que, por otro, nos ofrece en su obra una constancia y una tenacidad de la que es el mejor resultado la lista de los libros que ha escrito hasta el momento. Una obra impregnada por la experiencia vital, culturalmente muy rica; una obra en la que el autor cree, y de ahí el poder convincente que emana de la misma.

Villena es también un autor que escribe una prosa brillante y jugosa -muy clara siempre- y este tipo de halagos son algo más que tópicos en unos tiempos en los que la grisura, las incorrecciones y el aburrimiento de lenguaje y de temas están a la orden del día. No es raro, por ello, que en este Caravaggio, exquisito y violento que ahora nos entrega -excelentemente completado con sus ilustraciones-, el autor haya dado con un tema ideal para él (como antes lo fueron los de Byron, Luis de Baviera, Kavafis o Leonardo da Vinci).

Tema no exento de riesgos y de dificultades en su planteamiento -Caravaggio no es, como parece, un pintor de fácil comprensión-, pero felizmente resuelto en sus capítulos. Podemos, por ello, afirmar que por la intensidad y la completa información que late en este texto nos encontramos ante una de las obras más logradas del autor.

La "llamada" primera no podía provenir sino de Italia, de un viaje que Villena hace a Roma en 1977 y en donde descubre en los Museos capitolinos, el San Juan Bautista de Caravaggio. (El pintor lombardo, de entrada, se hace notar y, en este sentido, recuerdo mi propia expectación ante el ángel que tiembla sobre los santos Cecilia, Tiburcio y Valeriano, que descubrí, allá por los comienzos de los años 70 en la Pinacoteca de Brera, de Milán.) Avivada esa "llamada" primera, en Caravaggio se dan muchos de los factores que predominan en la obra en verso y prosa de Villena; ante todo, su exaltación de la vida, por más que ésta venga -como en el caso de Caravaggio- traspasada por experiencias fuertes, violentas o incluso trágicas.

Pero resulta sorprendente que esa potencia y ese dinamismo vital que el pintor posee, lo haya traspasado a su obra de una manera tan original y rotunda, por medio de esas figuras exuberantes, que rebosan energía y acción, y que -otro rasgo del genio- resultan siempre inconfundibles para el que acude a contemplarlas. Luis Antonio de Villena ha sabido hacer de la vida y de la obra de Caravaggio una amena novela, pero, a la vez, esta aparente y sugestiva novela no es sino una fundamentada obra de erudición, de estética exquisita. Villena realiza su proyecto partiendo de una copiosa información, pero esta erudición nunca se torna en reseca o plúmbea. Los aspectos de la vida del pintor, el análisis de sus cuadros, su técnica y sus ideas, van siendo entramados en el libro con una claridad y amenidad que, como hemos comenzado afirmando, son dos de las virtudes primeras de la literatura de este autor.

Cultura, vida, intensidad expresiva, fundamento teórico, imaginación... Esta nueva obra de Villena sigue a contracorriente de los temas y de la literatura al uso y, sin más, prueba la capacidad creadora de su autor y la permanencia del Arte que, gracias a la experiencia vital, se torna también en realísima vida. Ahora, para desvelar las sombras y las luces de una obra tan compleja e invasora como fue la de Caravaggio, lombardo atraído (y atrapado hasta su muerte) por las doradas luces de la Italia romana y napolitana, del sur.