Novela

Hincaíto

Juan Luis Cano

20 diciembre, 2000 01:00

Tema de hoy. Madrid, 2000. 205 páginas, 1.800 pesetas

Veinte años de periodismo y una larga historia de "verónicas" lidiando con la actualidad informativa desde una posición que, entre ironía, el humor y un agudo sentido crítico, coloca comprometidas banderillas, representadas en el más sólido Juan Luis Cano. Pero no el único; otras querencias ilustran su trabajo y por algunas de ellas apuesta al convertirlas en motivos de esta primera "faena" novelesca. En ella se sirve de un argumento sencillo y bien construido para narrar, sobre el recurso de la autobiografía ficticia, las realidades y los deseos de un niño en el Madrid de principios de siglo. Su realidad, contada con ánimo realista y entrañable, se ampara en el contexto de una corrala de vecinos, que sólo ven alterada su costumbre cuando algún episodio pintoresco interrumpe su rutina; nada entienden de lo que ocurre fuera de sus corredores, y menos si se trata de asuntos resultantes del ajetreo político del país.

Rodeado de estas circunstancias, pero marcado por una que "le vino de niño", dejándole una pierna más corta que otra, el andar renqueante, y un imperfecto futuro de ambiciones taurinas brindando a una vecina con "fantasías teatreras", transcurre el relato de sus andanzas por los pueblos. Relato salpicado de humor y ternura, acotado por referencias esquemáticas -a lo que, dentro y fuera de España ilustra el contexto social y político de esa época- pero acordes con las intenciones de una trama humana y testimonial que cumple con el sentido de esa perspectiva del "chico" que crece ajeno a otros regates que no sean "lidiar" con todo lo que contaría sus "sueños". Y es que éstos tuvieron que ceder ante la única oferta de servir a un torero "cómico y de mojiganga"; no por carecer de facultades sino porque sus faenas remataban con una caída que le dejaba "hincaíto" en la arena y sin poder levantarse. Frente a esa postura la respuesta de una realidad poco dispuesta a echarle un capote. Frente a su sueño ese apodo que rotula su futuro.