Novela

Aquel verano

Miguel Aranguren

10 enero, 2001 01:00

Palabra. Madrid, 2000 254 páginas

De historia familiar, del encuentro, en suma, con el escenario que guarda todo lo vivido, trataba ya El mirador del valle (1995), una obra en la que Miguel Aranguren (1970) -autor de Desde un tren africano o Hijos del paraíso- recuperaba intimidad, recuerdos de adolescencia y descubrimientos ligados al lugar que, en esa etapa, marcó su iniciación a la vida adulta. De esa idea, revisada y reelaborada, nace esta nueva versión convertida en un relato novelesco en el que la memoria de lo sucedido a un joven de quince años se funde con el contexto familiar que descubre, por primera vez, Aquel verano.

Su argumento, diseñado con el modelo de los clásicos del realismo, confiado a un estilo que rinde expreso homenaje a la prosa de Azorín, marcada por el tono evocador, a veces lírico, de su protagonista, contiene los ingredientes de una aventura de este tipo: Rodrigo Gárate, hijo de un importante hombre de empresa, huérfano de madre desde niño, vive sometido a una educación "formalista y aséptica" en colegios de Francia, Gran Bretaña y Alemania, pero carece de referencias sobre los lugares y las personas que componen los recuerdos de una vida de la que su padre huye a través del trabajo y a fuerza de silencios. Ese hueco, que a sus quince años se manifiesta lleno de preguntas que hallarán respuestas con la improvisada ocasión de pasar el verano junto a su abuela en un caserío del País Vasco, es el eje central de la novela, lo que hace trascender un contenido ameno y reflexivo. Porque allí, además de encontrarse con una galería de tipos que ambientan el relato a la vez que prestan testimonio sobre el peso social de la familia en la vida de un pueblo aferrado a sus tradiciones, descubre su historia. Descubre su mundo emocional y, sobre todo, aprende el secreto de poseer un marco de referencias tan hondas y seguras, una herencia del todo inesperada.