Era tan bella
Francisco Peregil
17 enero, 2001 01:00El segundo porque el autor, a través de una construcción narrativa forjada en secuencias encadenadas con el recurso de acertadas y rotundas elipsis para ofrecer las escenas que mejor cuentan esa historia de pasiones, deseos y afectos sugeridos desde el sentido evocador del título, logra presentar con sencillez un relato del que se desprenden lecturas no tan sencillas. También motivos que sirven vagamente al nudo de una acción que busca, con menos acierto, ambientarse con los males y "trapicheos" de la sociedad contemporánea. Pero estos, aunque aparecen desdibujados no lastran el conjunto; le sirven de respaldo al introducir "mazazos" que "convulsionan" al pequeño colectivo en el que viven los protagonistas: un pueblo cualquiera, donde las pasiones no se ocultan, los rencores se heredan, las cuentas se ajustan entre los que van quedando, que cada vez son menos. En él se entra de la mano de un tono narrativo que quizá sea el mejor acierto de esta novela, el tercer motivo de esa mención que ha destacado esta tremenda, y a la vez dulce y entrañable historia.