Image: Crónica del pájaro que da...

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Novela

Crónica del pájaro que da...

Haruki Murakami

4 julio, 2001 02:00

Tusquets, 2001. 688 páginas, 3.900 pesetas

Con la publicación de esta extensa novela de Haruki Murakami, nacido en Kyoto en 1949, se anuncian nuevas traducciones de otros títulos suyos, iniciativa del máximo interés dada la escasa presencia de la literatura japonesa en castellano, para lo que el concurso de "The Japan Foundation" seguirá aportando una ayuda inestimable.

Ciertamente, en el terreno cultural España no corresponde a la curiosidad con que aquel gran país nos obsequia. Esa curiosidad con la que los lectores de Crónica del pájaro que da cuerda se acercarán a esta obra de Murakami, distinguido con los premios más importantes de su país, entre ellos el Yomiuri que también obtuvieran Mishima, Kobo Abe y Kenzaburo Oé.

El mayor atractivo de esta novela puede que resida en una curiosa mezcla de familiaridad y extrañamiento que lo impregna todo en ella desde la perspectiva, por supuesto, de un lector europeo. Esta Crónica del pájaro... tiene mucho de novela escrita conforme a las pautas de la narrativa internacional con pretensiones literarias pensada para el gran público. Incluso su extensión se corresponde con una de esas pautas paradójicamente consolidadas pese a la presunción de que semejante tamaño textual estaría reñido con las disponibilidades del público hodierno. Por lo demás, estamos ante una novela "editorialmente correcta". Su acción transcurre en Japón, pero junto a ciertos toques específicos de sus tradiciones y cultura, el ambiente está suficientemente occidentalizado como para establecer fácil sintonía con el público de aquí y allá. En cuanto a la situación básica, lo que se nos plantea es la relación del protagonista masculino con un rosario de mujeres diversas, pero fundamentalmente con su joven esposa que le abandona y con la cual los roles de pareja estaban invertidos. Tooru Okada es un hombre gris que ha abandonado su trabajo y se encarga de las tareas domésticas. Esas relaciones precisan, en el escenario de la gran ciudad, nuevos circuitos y soportes. Así, esta crónica del protagonista, identificado con el pájaro del título, se modula en diversos estilos, algunos tan poco aprovechados hasta el momento por la novela como los diálogos de un teléfono erótico o el "chateo" informático, al que se confían las conversaciones entre Okada y su esposa Kumiko para intentar restaurar su matrimonio.

Murakami es un escritor versátil, que sabe cambiar de registros y de voces. Junto a narraciones minuciosas y banales, hay páginas tomadas de la prensa, narraciones de los sueños que el protagonista tiene, donde lo sexual aparece más explícito que en el relato primero, e incluso auténticas novelas interpoladas. No falta, tampoco, una cierta dimensión irónica y metanarrativa. Cuando Tooru aguarda sin éxito que Kumiko vuelva a casa, recuerda una situación semejante en una novela de Hemingway donde el protagonista engañaba su ansiedad comiendo. Ante su propia desgana se pregunta "si esta falta de apetito no sería fruto de mi carencia de realismo literario. Tuve la impresión de formar parte de una novela mal escrita" (pág. 193).

La verdad es que Crónica del pájaro... no es una novela mal escrita, pero cabe concluir que su voluntad realista lo es en una línea imaginativa, que desde esta orilla nos resulta muy quijotesca. Como a los antihéroes de Kafka, al protagonista de Murakami le sobrevienen todo tipo de situaciones absurdas a partir de su estomagante normalidad de hombre en paro.

A lo largo de tantas páginas como las que componen este texto Murakami puede hacer uso reiteradamente de aquel recurso cervantino de suspender los ánimos, y jugar con una serie de emblemas, realidades comunes y misteriosas a la vez: un pozo, un pájaro, un bate de béisbol, un gato... El lector quedará prendido en la malla. "Todo está ligado, como en un círculo" (pág. 550), afirma el protagonista. Quizá sea así, aun cuando la propia amplitud de esta novela desatada no evidencie tanta unicidad.