Image: Al calor del día

Image: Al calor del día

Novela

Al calor del día

MIGUEL NAVEROS

12 septiembre, 2001 02:00

Alfaguara. Madrid, 2001. 416 páginas, 2.850 pesetas

Miguel Naveros (Madrid, 1956), autor de tres libros de poesía, no publicó su primera novela hasta 1998, La ciudad del sol. Aquella obra extensa y ambiciosa descubrió a un novelista dueño de unas cualidades que de nuevo se ratifican ahora en Al calor del día.

Entre ellas hay que destacar su poderosa capacidad de observación de una realidad tan cambiante como la nuestra, una voluntad de compromiso para dar cuenta de las transformaciones sociales en estos tiempo s de conflictos acuciantes y la consciente adopción del realismo como fecundo modelo literario para analizar y comprender por vía narrativa los problemas de nuestra sociedad.

Esto último constituye el núcleo temático de Al calor del día, segunda novela del escritor madrileño afincado en Almería desde hace ya quince años. En sus más de cuatrocientas páginas el autor expone la injusta situación vivida en una ciudad costera del Mediterráneo a lo largo de un día del mes de junio de 1999. Esta ciudad, nunca nombrada de forma explícita, es Almería, con su Alcazaba y, entre otros motivos fácilmente identificables, sus referencias a algunos escritores relacionados con ella, como Juan Goytisolo y José ángel Valente (con plaza dedicada al poeta orensano residente por varios años en esta capital andaluza y homenaje a su libro No amanece el cantor). Las veinticuatro horas que van desde la madrugada del 22 de junio hasta el amanecer del día siguiente acotan el marco temporal utilizado para ordenar diversas calas en el entramado social de una ciudad asediada por la voracidad especuladora de los promotores de un lujoso complejo turístico que destruye la naturaleza del entorno y cuyos alrededores han pasado, en pocos años, de ser un paisaje desértico a convertirse en fértiles invernaderos que necesitan la mano de obra de muchos inmigrantes para su mantenimiento diario. El próspero negocio inmobiliario se ampara en el turismo y su riqueza para no detenerse en los constantes atentados contra el medio ambiente y contra la historia de la ciudad y sus tradiciones. La novela pone de relieve las connivencias entre las finanzas y la política en sus redes de corrupción alimentadas por el dinero y el sexo. Hasta que un cambio en la alcaldía, con la elección de un joven político de actitudes ecologistas, pone todo el negocio en peligro. Aunque no está claro que la extorsión y el chantaje no acaben por enfangarlo todo en un desenlace abierto al futuro.

La corrupción en la especulación urbanística y en las intrigas políticas sostiene el brillo social de las familias acomodadas. Por abajo luchan a diario por sobrevivir en situaciones de hostilidad y humillación los inmigrantes, negros o moros explotados en los invernaderos y atacados por su sola presencia en público (en actitudes racistas que provocan la tragedia final), y también mujeres esclavizadas en la prostitución. En el medio de ambos extremos sociales se traza un abigarrado panorama de violencia e íntimo fracaso en la mujer maltratada en su matrimonio, en el homosexual que se venga de su rechazo por medio de ingeniosas píldoras en el periódico, en la joven liberada de la tiranía paterna, el fotógrafo siempre en busca de la ciudad soñada en el amor, el entrenador en su ilusión por llegar al equipo de sus sueños o el muchacho repartidor de periódicos en su ilusión por una moto más potente, entre otros muchos gozos y pesares de cada cual. La fragmentación textual, con continuas elipsis, permite atender de forma alternante a las peripecias entrecruzadas de tantos personajes cuyas vidas se anudan en el acelerado epílogo fundiendo su andadura y sus pensamientos mediante la asociación de motivos recurrentes y el estilo indirecto libre. Y así el autor, no superando el mérito de su primera novela, sale airoso del reto de la segunda.