Image: Diabulus in musica

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Novela

Diabulus in musica

ESPIDO FREIRE

17 octubre, 2001 02:00

Planeta. Barcelona, 2001. 140 páginas, 2.800 pesetas

Bajo un título llamativo por su exotismo y connotación culturalista, y cuyo significado sólo está al alcance de melómanos y expertos en historia musical, presenta Espido Freire una novela que es la más realista de las suyas.

De hecho, su afición a la fantasía se contrarresta aquí con los indicios de la actualidad, que ocupan un primer plano: la droga, los hijos perjudicados por la separación de los padres, el comportamiento de los jóvenes y las vicisitudes de la gente del cine.
La novela aborda los límites misteriosos de la vida, pero su núcleo argumental se atiene al desarrollo de un drama pasional. Conocemos los pasos de una relación triangular, con la peculiaridad de que uno de sus vértices no actúa materialmente; funciona en ausencia, pues es el recuerdo de una trágica historia de amor, resuelta en un suicidio, que se interfiere en la otra, posterior y asimismo muy traumática. La novela se abre con la presentación del protagonista de la vieja historia, Balder, que, en reencarnación fantasmal, pide cuentas a su antigua amada, ahora pareja de un actor, Chris. Los dos hombres se parecen como una gota a otra y comparten un fondo oscuro. También se refiere el resto de la biografía de la chica: su infancia, su frustrada dedicación al canto, su búsqueda de un porvenir.

Esta línea anecdótica sencilla y convencional en el fondo adquiere una presentación de alguna complejidad. Se emplaza en distintos escenarios (Bilbao y Londres). Se rompe la línea del tiempo con evocaciones en las que se interfieren el ayer y el presente. Y la visión onírica y la fantasía se superponen a lo cotidiano. Además, los menudos sucesos de la vida corriente adquieren un valor entre mágico y trascendente.

Con estos procedimientos, Freire trata de situar en un ámbito distinto su anécdota de amores desventurados, sin que ello suponga relegarla a un simple papel alegórico. Hay en la novela una primera instancia que trata de la pasión, concebida como apuesta romántica por un exaltado individualismo que reniega de las convenciones. Románticos son también la búsqueda exasperada de la libertad, el amor maldito, el suicidio y las apariciones, aunque éstas añadan una imaginería procedente de primitivas fábulas o de las leyendas germanas.

Con esta aleación de elementos dispares la autora construye un relato espiritualista que persigue encontrar un sentido a la vida mediante la confrontación explícita o sugerida de parejas de conceptos: lo imaginado y lo cierto, apariencia y realidad, entrega y engaño..., más el doblete orden y caos alrededor del cual giran los otros. Un relato que parece intuitivo descansa sobre una elaboración muy cerebral, la enunciada en el título: el tal diabulus, según se aclara, es un concepto teórico antiguo que alude a una irregularidad o fallo en la escala musical que servía de "recordatorio de que, por mucho que el hombre creara, era mortal y limitado". Una especie de diabulus, en ese sentido, y en el más corriente de elemento desequilibrador, rompe la vida de la chica introduciendo el caos. Este elemento da un tinte culturalista al libro, reforzado con una disquisición prolija sobre El caballero de Olmedo. Además, la obra tiene una enunciación con tendencia al uso de recursos poéticos para darle una tonalidad lírica. Pero hay desacuerdo entre ese fin y los medios.

Más que poesía, en la novela abundan expresiones y opiniones rebuscadas, frases de sentido confuso y carentes de él. Muestra la autora buenas condiciones imaginativas, pero escribe con poco cuidado, aunque pudiera parecer lo contrario. Su prosa crece a base de añadir imágenes que no se justifican en su contexto. ¿Por qué a los 40 años "las metáforas empiezan a ser peligrosas"? ¿A qué viene que el pobre suicida estaba "desasido de la vida, volando sobre un océano de cera. Icaro huyendo del fuego"?

En suma, Freire tiende a literaturizar gratuitamente la expresión. El propósito de la autora no carece de ambición, a juzgar por sus pretensiones entre trascendentes y esotéricas, y el resultado no es desdeñable, pero se queda en sólo interesante, lo que es de lamentar porque detrás está una escritora dotada para la fabulación moral.