Image: Los lobeznos

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Novela

Los lobeznos

JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO

12 diciembre, 2001 01:00

José Jiménez Lozano

Seix Barral. Barcelona, 2001. 219 páginas, 2.500 pesetas

La obra narrativa de José Jiménez Lozano -Langa (ávila), 1930- comprende más de una docena de novelas de temática variada en las que predomina la atención minuciosa a las vidas humildes, o bien a las historias ocultas que el tiempo ha ido depositando en los personajes tras la apariencia de unas existencias burguesas y acomodadas. Jiménez Lozano es más amigo del matiz que de los hechos abultados, y hay en su literatura más pinceladas finas que grandes trazos. Los lobeznos no se aparta de estas características, aunque inicialmente pueda sorprender al lector habitual de Jiménez Lozano, ya que esta vez el escritor se ha internado por las sendas más oscuras de las intrigas y las conspiraciones políticas de tiempos recientes.

En síntesis, la novela cuenta parcialmente la historia de Leo Cháñez, un superviviente de la política franquista que ha sabido adaptarse con habilidad a las circunstancias de la transición y aspira a formar un grupo que acabe por ejercer una influencia considerable en la vida pública española durante la nueva etapa democrática. En realidad, a lo que Cháñez aspira es a no separarse del poder, que en tiempos no lejanos le ha proporcionado notoriedad, riqueza y buenas relaciones, y para lograr sus deseos cuenta con un arma que cree poderosa: numerosos documentos sobre diversas figuras políticas de la actualidad que recogen deslices, corruptelas y, en general, antecedentes de comportamientos poco dignos que nadie querría ver difundidos porque podrían truncar su carrera. El asalto al poder se hace, por tanto, acudiendo a la amenaza y al chantaje. Unos y otros personajes actúan movidos por intereses personales sin rehuir bajezas, deslealtades y traiciones. El mundo de la política en el que se mueven los personajes de Los lobeznos -en algunos de los cuales buscarán tal vez los lectores, seguramente sin éxito, modelos reales, porque la novela encierra una invitación a su lectura como obra en clave- es un mar de tiburones en el que se reparten tantas sonrisas como dentelladas. En este páramo moral, la realidad nada tiene que ver con la apariencia de las cosas. El matrimonio de Cháñez y Cuca, a pesar de su vitola armónica, está a punto de fracturarse; los jóvenes adeptos impulsados por Cháñez conspiran para deshacerse de él, incluso el más fiel y cercano; el pasado, reconstruido narrativamente mediante analepsis, permite entender mejor el frágil sustento intelectual y ético en el que se apoyan unos personajes que tienen o han tenido importancia en la vida pública. La mirada del narrador, aparentemente fría, despliega ante nosotros un panorama desolador.

El relato, con muchos elementos vinculados al discurso oral culto castellano, alterna el diálogo con una hábil utilización del estilo indirecto libre que permite en ocasiones sutiles parodias de formas de discurso -véase lo referido al psicólogo en las páginas 29 y 30, entre diversos casos posibles- que acentúan la falsedad y la apariencia engañosa que lo impregna todo, con ideas y actitudes prefijadas y tópicas que conforman el sector social al que el autor ha aplicado la lupa en esta ocasión. Acaso el conjunto resulte un tanto insuficiente y acartonado, como si muchas escenas estuvieran vistas desde lejos, por encima; por otra parte, reducir casi por completo los deslices vergonzosos del curriculum a cuestiones sexuales, de tono más o menos oscuro empequeñece el panorama esbozado. El desenlace, con revelación final -podría decirse anagnórisis- incluida, y tal vez innecesaria para la historia, es demasiado precipitado. Los lobeznos no carece de virtudes, porque detrás de cada página asoma el buen escritor que siempre ha sido Jiménez Lozano, pero no es la novela acerca del mundillo político que cabría esperar. Algunos personajes tópicos y una visión excesivamente cutánea del asunto suponen demasiado lastre para llegar a resultados brillantes.