Image: Doctor Harpo

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Novela

Doctor Harpo

Rafael Pérez Estrada

16 enero, 2002 01:00

Rafael Pérez Estrada

Espasa. Madrid, 2001. 227 páginas, 14’42 euros

Poeta de amplia y reconocida obra, dibujante de cautivadora impronta naif, ensayista, el malagueño Rafael Pérez Estrada, fallecido hace unos meses, era un inquieto y apacible humanista, sabio y divertido, vital sin reposo, con una sensibilidad a flor de piel.

La vida toda la pasaba por el doble tamiz del arte y del análisis intelectual. Amaba la broma irónica, la greguería, el regusto verbal y la nota culturalista, pero no la fría lógica. Con esta disposición preparaba sus escritos y ese talante explica que el poeta, que era, además, un extraordinario narrador oral, no se cerrara el cultivo de la narración.

Narrador fue Pérez Estrada, pero no en propiedad novelista. Mejor decir prosista que mima la expresión para trasmitir una visión estática del mundo, para recrear unos valores morales y para alzar unos orbes cerrados llenos de emociones, sensaciones y colores. Una cualidad poemática poseen las estampas de El domador (1995), que el editor subtituló "Narraciones poéticas". Un viaje por la memoria y la literatura constituye la esencia de Ulises (1997), con una mayor trama argumental. Y una anécdota urbana se refiere en Doctor Harpo.

Doctor Harpo es el más novelesco de sus escritos, sin que por ello abandone su condición de novela lírica. Espacio y tiempo tienden a la indeterminación: una ciudad marina (tal vez Málaga ) de un país que siendo España podría ser cualquier otro y una época imprecisa, pero anterior a los años 70 del pasado siglo, bajo el dominio de un Líder autoritario que impone el dogmatismo represivo de la Idea única. El argumento engarza varias acciones que implican a un viejo letrado, a un maligno psiquiatra y a un violento jefe policial. Los hechos, cuyo dramatismo se disuelve en una atmósfera lúdica, ocurren en espacios interiores de esa "ciudad pequeño- burguesa" y, sobre todo, en un refinado lupanar.

Estos elementos proporcionan a Doctor Harpo ese mínimo de amenidad e interés anecdótico que parece exigible a toda historia. Pero en el fondo no son muy relevantes, aunque la historia desarrolle un conflicto y éste disponga de un desenlace. No importa lo que pasa sino cómo pasa. Ante todo surge la plástica imagen de una ciudad estancada, descrita con estampas de impresionismo pictórico, visual, abocadas a una sensorialidad extrema.

En ese marco desfilan, lentos, impulsos y relaciones humanos, afectos, engaños, amores, erotismo feliz y torturado, violencia moral... Es el fondo "gris y frío" en que se consume la existencia bajo un poder autoritario. Esta metáfora con valor de testimonio nada tiene que ver con el realismo tradicional porque su fuente se halla en otra perspectiva: en una ideación imaginativa y culta, distanciada y burlesca, decadentista y esperpéntica, y también en el reconocimiento del mérito intrínseco de la forma.

Busca Pérez Estrada plasmar un tiempo inmóvil y las incertidumbres de quienes viven en él. Lo logra con varios procedimientos. El relato marcha con una velocidad, un tempo, pausado, con demoras descriptivas. La acción se divide en secuencias de pequeña longitud. El estilo se decanta por la frase corta, rica en léxico, algo lapidaria, adjetivada con frecuencia y novedad. La prosa rehuye la comunicación funcional y busca la sonoridad con regusto modernista. En suma, Pérez Estrada cultiva en Doctor Harpo una escritura de raíz poética que no oscurece la eficacia narrativa. Pero ha de buscarse en ella una estilización de la realidad por medio de un lenguaje muy creativo.