Image: Ambulancia

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Novela

Ambulancia

Suso de Toro

27 marzo, 2002 01:00

Suso de Toro. Foto: Mercedes Rodríguez

Ediciones B. Barcelona, 2002. 177 páginas, 13’99 euros

Cerca de tres lustros después de su salida en gallego, Suso de Toro autotraduce Ambulancia. Al igual que ocurre con otras narraciones de este escritor, la novela ahora vertida al castellano desarrolla una peripecia emparentable con la novela policíaca o criminal.

De Toro refiere una trama escueta e intensa. Dos reclusos recién salidos de la cárcel cometen un atraco; uno de ellos asesina a la víctima y ambos no pueden escapar de Santiago de Compostela, donde se ambienta el argumento, por la fatal coincidencia de un atentado. La situación se les complica cada vez más, la ayuda solicitada se convierte en una trampa y un policía vengativo se complace en una persecución implacable. A estos episodios se añaden otros varios también tintados con sangre y muerte.

Por supuesto que esta ristra de hechos violentos y comportamientos crueles apunta a algo distinto a un puro relato de acción. En mínima medida existe un trasfondo social, aunque éste no parece atraer mucho al autor. Lo que de verdad le interesa es la naturaleza humana. Muestra De Toro una visión fatalista de la vida: se haga lo que se haga, se cumple un destino inexorable. También destaca rasgos muy negativos de nuestra condición. A lo largo de la sucinta historia se duplican pruebas de ferocidad, encanallamiento, traición...

En algún pasajero momento de Ambulancia asoma, entre gente tan envilecida, un rasgo de solidaridad, de ternura.., pero el autor no le permite que progrese. Ello se debe al radical sentido negativo y pesimista que preside esta indagación en la maldad y la corrupción moral. La novela resulta desoladora por el panorama oscuro y sin salidas que pinta, reforzado por una técnica narrativa basada en la celeridad de la acción, en un enfoque distante de los hechos y en el diálogo.

Estos recursos tienen el efecto gratificante de una lectura que se despacha en un suspiro. A ello contribuyen una serie encadenada de circunstancias: la breve extensión de la obra, el manejo de un fondo de suspense, el aspecto de crónica periodística de sucesos y el ritmo de los episodios apenas interrumpido por descripciones someras. Todo esto da una imagen mecanicista de la existencia bastante eficaz, pero a la que hay que ponerle el reparo de beber demasiado en fuentes ajenas.

No digo que De Toro plagie, pero sí que su inspiración es tributaria, acaso sin él mismo desearlo, de otras no escasas reconstrucciones de la realidad semejantes a la suya. Ambulancia suena tanto a la narrativa como al cine negros norteamericanos. Y su modo expeditivo de contar, queriendo ser muy actual, resulta un poco viejo: su fuente está en Baroja, lo mismo en la visión del mundo que en buena medida en el sistema expresivo. Incluso barojiano es en el fondo el conservadurismo ideológico de esta novela cuya engañosa apariencia crítica no va más allá de un testimonio desgarrado.

La lengua coloquial acentúa el documento implacable, pero, en su conjunto, tiene también un efecto adverso. Hoy, muchos estudiantes de medias hablan peor, con más desgarro y más voces malsonantes que los personajes de Suso de Toro. Por ello su acumulación de tacos resulta ingenua, no tiene ninguna consecuencia revulsiva, y hace pensar en una precariedad expresiva del autor, incapaz de ofrecer un modo de representar la voz de los personajes que no sea la acumulación de léxico marginal. Es una lástima que a este feroz relato de los instintos violentos le falte una base literaria de mayor originalidad.