El título de la novela se debe al nombre de una célula anarquista radicada en Palma de Mallorca en los años 20. Los planes terroristas del grupo revolucionario y su fracaso total centran una de las líneas argumentales. Esta parte de la trama enlaza, por medio de su protagonista, un capitán del ejército, con otro sangriento y sombrío episodio de la época, la guerra de Marruecos.
Tenemos, pues, una anécdota que compagina distintos elementos: una historia de aventuras revolucionarias, un trasfondo de novela histórica, una subtrama de conspiración financiera y también un relato de amor. Todo ello garantiza una base de amenidad sobre la cual se despliegan cuestiones relacionadas con la condición humana. Los personajes abarcan desde la búsqueda de un mundo mejor hasta la perfidia sin escrúpulos. El protagonista encarna notables dilemas: la paradoja de ser militar y anarquista; la disyuntiva entre la acción y la contemplación.

La peripecia se salda con un raro equilibrio de justicia, fracaso y esperanza. El peso de la ley cae sobre los anarquistas y al capitán le espera un consejo de guerra. Otras cuestiones más rodean a la acción novelesca, algunas individuales y otra, la denuncia social, colectiva. Vemos así que a Kaleidoscopio no le falta complejidad ni ambición, y, sin embargo, no termina de cuajar en una obra lograda. Buena parte de lo que sucede no resulta creíble. Y la prosa muestra algunos deslices y cae en una grisura funcional. Kaleidoscopio entretiene por su acción externa y por la singularidad de los personajes. Tampoco carece de aciertos. Pero arroja un saldo de conjunto irregular.