Novela

Carta con diez años de retraso

Olga Guirao

19 junio, 2002 02:00

Espasa. Madrid, 2002. 176 páginas, 13’80 euros

ésta es la tercera novela publicada por Olga Guirao (Barcelona, 1956), que debutó en el género con Mi querido Sebastián, finalista del premio Herralde en 1992.

Salvo la breve nota inicial del editor, que da cuenta y razón del artificio técnico del manuscrito encontrado en forma de cartas cruzadas entre dos escritores amigos, toda la novela está compuesta por dichas notas y mensajes enviados por correo electrónico entre Máximo Artó y Levita Boser. Esta correspondencia se produjo en el verano de 1998, el editor la conoció a finales de 1999 y, a pesar de la "naturaleza privada de los textos", se decidió a publicarla porque "han llenado de nuevo con la atmósfera de una voz perdurable y, por lo tanto, literaria, el fugitivo pulso de la vida". Nada mejor se me ocurre para enjuiciar los innegables valores de esta novela que su autocrítica puesta en boca del editor. Pues en sus páginas se completa con sencillez y gravedad un testimonio dúplice del "fugitivo pulso de la vida", sin dogmatismos ni concesiones a la galería. Por eso es una novela valiente, en una época de encrucijada que asiste a la extinción de un mundo sin haber construido otro para sustituirlo.

Las cartas de ambos se alternan en un texto que va creciendo en hondura y matices mediante la confrontación dialéctica de dos perspectivas contrarias del hombre y la mujer que acaban por desnudar sus almas en el sincero reconocimiento de su fracaso. Vida y literatura confluiyen en sus complementarias amarguras de amor y muerte. Sus cartas empiezan presentando a dos seres contrariados, cincuentón y machista él; cuarentona y lesbiana herida ella. La tensión dialéctica va en aumento en sus mensajes hasta llegar al momento culminante en dos cartas cerca del final: las correspondientes a los números 30 y 33. En la primera Levita resume sus amores en una vida atormentada por la incomprensión. En la segunda Max reconoce su fracaso en lo que más le importaba e incluye la carta que le escribió hace diez años y no le envió entonces. De ahí procede el título del libro, una novela de turbadora sencillez en su fragmentaria composición y desgarrada en su gradual desnudamiento de dos soledades provocadas por el desamparo.