Image: El oscurecer (un encuentro)

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Novela

El oscurecer (un encuentro)

Luis Mateo Díez

3 julio, 2002 02:00

Luis Mateo Díez. Foto: Mercedes Rodríguez

Ollero & Ramos. Madrid, 2002. 213 páginas, 14’37 euros

Hace un lustro, Luis Mateo Díez fundó un territorio literario propio al que dio el nombre de Celama. En la entrega inaugural, El espíritu del Páramo (1996), asentó los rasgos de esa tierra legendaria, dura, una especie de contra Paraíso donde las sensaciones de aislamiento y decrepitud prevalecen. En un segundo y grueso informe, La ruina del cielo (1999), reconstruyó un largo trecho de su pasado a través de un multitudinario censo de difuntos. Un nuevo testimonio sobre Celama titulado El oscurecer convierte la serie en una trilogía. Ahora el Páramo, nombre con el que también se designa a esa geografía inhóspita, se presenta en una relativa proximidad temporal: se habla de la colza y de las drogas, trenes electrificados atraviesan la Llanura. Esta cercanía al momento presente supone una novedad que habla de la vigilancia con que el autor construye su enigmática serie, pero apenas afecta a su ideación global. Celama sigue siendo un espacio acrónico, concebido como metáfora de la experiencia humana. Aunque este nuevo episodio hable de un ayer cercano aborda un asunto de siempre.

He escrito asunto y tendría que haber empleado el plural porque el mínimo, concentradísimo argumento no se limita a uno solo, sino que abarca un conglomerado de motivos no separables. Lo que sucede es poco, y lo sintetiza el subtítulo: Un encuentro. En un apeadero coinciden un Viejo extraviado, que quiere volver a su lugar de origen, Armenta, donde vive con el hijo, la nuera y un nieto, y un joven que trata de huir en cualquier dirección. Se trata de dos trayectorias divergentes: el regreso y la escapatoria. Pero, aunque tan distintas, tienen lazos estrechos: esconden un drama y comparten la búsqueda de un destino.

El núcleo del relato es el Viejo. El sentir íntimo de este antiguo pastor se dilata por la memoria (de donde surge en sutil alusión la idea de la ruina y del acabamiento de una cultura agraria: la metamorfosis de Celama), entra en las emociones, hace algo de balance de los vínculos con los suyos, descubre la soledad... La vejez en sí misma, con su doble límite de sabiduría y degradación, constituye un objetivo de El oscurecer. A lo largo de la estampa del Viejo, recreada con piedad, lirismo y dureza naturalista, se incorporan dilemas de alcance existencial: la muerte, ante todo, la culpa, el amor, la violencia, la amistad, la demencia, los sueños... Tampoco faltan referencias a la tierra, a las raíces locales de toda peripecia humana.

No hace falta con lo dicho encarecer la seriedad, ambición y trascendencia de esta nueva fábula de Luis Mateo Díez, todo lo cual no está reñido con el interés novelesco de la historia. Un interés que para un buen lector puede ser incluso amenidad, sin que por ello pierda su condición de relato exigente. Todo lo que la novela contiene (charla acalorada del Viejo y el joven, conversación del Viejo y un perro, un pájaro decapitado, referencias a una muerte y una desaparición, leyendas interpoladas...) está nimbado por un aura de extrañeza que potencia el alcance simbólico del encuentro.

Realismo y fantasía se entrelazan; verdad cotidiana y verdad mental se superponen. El relato avanza inspirado en una ideación que puede vincularse con el modo de concebir y presentar la realidad de un Kafka, sin que ello suponga relación directa con el maestro checo. Es más bien una coincidencia: ese desasosiego que producen hechos a caballo de la experiencia y del onirismo; esa deriva hacia el misterio que toman las situaciones con apariencia común.

El oscurecer constituye una aventura basada en una firme concepción de la literatura como conocimiento. La historia participa del gusto por la invención, pero se depura al máximo para que mantenga su categoría novelesca, y hasta el estilo somete algunos elementos verbales típicos del autor a una ascesis. De todo ello sale tal vez la escritura narrativa más original en este momento de la literatura castellana.