Image: Algo más inesperado que la muerte

Image: Algo más inesperado que la muerte

Novela

Algo más inesperado que la muerte

Elvira Lindo

26 septiembre, 2002 02:00

Elvira Lindo. Foto: Mercedes Rodríguez

Alfaguara, 2002. 315 páginas, 16’95 euros

No imaginaba que Elvira Lindo pudiera afrontar con solvencia un registro diferente a ese costumbrismo crítico e irónico con el que ha logrado una extensa audiencia.

Tenía este enfoque irónico por la forma suya peculiar de expresión, ese modo de percibir y recrear la realidad que constituye una especie de naturaleza en muchos escritores. Así me lo hacía pensar su insistente empleo de tal perspectiva, lo mismo en la atinada mezcla de observación y lenguaje de Manolito Gafotas que en sus simpáticos y leves artículos de Prensa.

Mucho menos podía sospechar en Lindo el talante que requiere el registro dramático y, en cambio, esta es la perspectiva que adopta en Algo más inesperado que la muerte con logros parciales y resultado global positivo. Diré más, este libro me ha revelado una narradora con un concepto sólido del relato y con facultades para afrontarlo. No me parece que haya conseguido una gran novela, pero sí una obra muy estimable y de mucho interés.

La anécdota principal de Algo más inesperado... ocurre casi en nuestro mismo presente y refiere los comportamientos de un matrimonio formado por un escritor célebre y por una periodista mucho más joven casada por interés. La biografía de la mujer, Eulalia, permite dos incursiones en el ayer; una, situada en la etapa del gobierno socialista, da lugar a un puñado de anotaciones críticas; la otra se remonta a los tiempos de la guerra y sus consecuencias mediante la muy original peripecia del padrastro, Gaspar.

La novela, pues, parte del retrato de actitudes de nuestros días y se amplía hasta mostrar un panorama sobre el conjunto de la postguerra. Esta ambición analítica entronca el libro con los propósitos morales de los escritores progresistas de la Restauración, tanto por esa voluntad como por su forma, vinculable con Galdós en su intención de hacer un fresco urbano de actualidad.

De ahí vienen virtudes y limitaciones de la novela que comento. Entre aquéllas, la buena observación de hábitos del día que dan como resultado una sociedad pragmática, sin ética, que todo lo condiciona al relumbre, el dinero o el poder. La autora hace una significativa crónica del predominio de las apariencias sobre cualquier otro valor. Y en esto acierta y resulta convincente. La figura de la madre, quizás algo exagerada, y la excelente de la criada completan bien la significación del cuadro centrado en el matrimonio.

No convencen en cambio la selección o el tratamiento de todos los materiales que conducen a esa meta general. El recurso procedente del folletín de mantener el misterio de una urgentísima llamada hasta muy avanzada la historia, corta el ritmo de ésta. Y, además, fuerza a llenar páginas con materiales de relleno. La intriga se resuelve con un vivaz diálogo de corte teatral entre señora y criada que acierta del todo al captar la violencia en la expresión del engaño y los intereses.

Entre esos materiales que abastecen el argumento, pero que tienen con él una relación lateral, está lo mejor de toda la novela, de hecho un relato interpolado -aunque la autora no lo presente con independencia—magnífico, y que sólo tiene una pega: que en sí mismo es otra novela, tanto por su anécdota como por su tema. Se trata de la historia de Gaspar. Aborda nada más ni menos que uno de los motivos capitales de nuestra memoria histórica próxima: los estragos producidos en las conciencias por la guerra, el fingimiento a que obligó una sociedad divida en vencedores y vencidos.

La historia de Gaspar es espléndida por numerosas razones: por su ideación, por rescatar con lucidez unas raíces colectivas y añadir gotas de piedad y poesía a traumas graves, por el acierto del soporte verbal... En fin, por el trazo de un personaje nada fácil lleno de verdad. La emocionante peripecia de Gaspar daba para una novela corta entera y es una pena que se haya colado de matute en Algo más inesperado... El resto del libro no alcanza su altura, aun siendo una obra más que apreciable, pero por solo esa densa historia merece ya la pena leerlo entero. Por ella, además, hay que tomar muy en serio a Elvira Lindo, hasta ahora recluida en un tipo de literatura menor.