Jineteras
Lissette Bustamante
18 diciembre, 2003 01:00Lissette Bustamante
Quizá en otros trabajos de Lissette Bustamente (La Habana, 1955) prime la acción periodística y ésta se vea obligada a rendirse a los rigores de su profesión. Pero en éste libro no, o no de la misma manera. Jineteras nace de asumir el reto de andar por mil historias para hablar de una y denunciar otras muchas: las de cientos de hombres y mujeres -cubanos y acosados por la realidad- "que lo que más quieren es salir del país. Con quien sea". Nace del afán por denunciar la dramática realidad de quienes se ven víctimas del turismo sexual "fomentado desde las alturas". De la necesidad de acercarnos un suceso trágico y rastrear testimonios que ponen voz a lo vivido y otorgan credibilidad a lo narrado.El suceso, real y documentado, informa del asesinato de Adis, una joven cubana de 27 años, en Austria, víctima de un anciano de 80. Se trata de una de tantas, viene a decir la autora, de esas que se llaman "jineteras" y han de asumir, junto a la condición de su oficio, el paradójico significado de un término heredado del habla popular mexicana para calificar "a aquella persona que obtiene ganancia en forma indebida o ventajosa". Esa noticia para a ser el eje argumental de un relato que su autora envuelve con algunos de los recursos propios de la ficción narrativa de manera que la lectura resulta fresca por la expresividad del lenguaje y las anécdotas que jalonan la investigación que ella lleva a cabo del caso, sí así puede llamarse.
Pero lo que se impone es el tono, que nace del dolor y de la rabia, el que exige la decisión de pelear un "relato de ficción cubana" pensado y escrito para reivindicar su Habana descolorida y querida, la de la devoción por los santos del panteón yuruba, la que llena de melancolía cubana a quienes la dejaron. Para que deje de existir "esa": la de las noches de espera en el Malecón, el sexo fingido, los sobornos y los chantajes, el negocio para resolver cada día. La de las jineteras. Como un homenaje a ellas y a su calvario. Sólo un aviso: el título desconcierta. La historia sobrecoge.