Image: Una vez Argentina

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Novela

Una vez Argentina

Andrés Neuman

29 enero, 2004 01:00

Andrés Neuman. Foto: M.R.

Finalista Premio Herralde. Anagrama, 2003. 256 páginas, 13 euros

Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977), hispanoargentino residente en Granada, ha cultivado la novela, la poesía, la traducción. En Una vez Argentina muestra por exceso de ambición todavía algunos signos de inmadurez.

Nos hallamos ante la obra de un poeta que escribe novelas. Su capacidad lírica (su exaltación de la sensualidad en la pág. 75 puede leerse como poema) resulta característica del poeta que tiende a sintetizar en unas breves frases un sentido más trascendente. Como indica su título, la crónica familiar pretende ofrecernos, como telón de fondo de la evolución de una familia, la de Argentina en el último siglo. Algunos rasgos autobiográficos podemos intuir, aunque la facilidad del autor por la descripción de personajes le ha de permitir ir más allá. Sus reflexiones sobre el arte de la composición pueden permitirnos adivinar la postura del narrador: "Vista desde demasiado cerca, una historia puede rebosar; pero, desde demasiado lejos, se vacía".

La saga se remonta a los "fundadores", centroeuropeos y judíos, que llegan a la Argentina, tienen hijos y éstos, a su vez, van delimitando un ámbito familiar que formarán una auténtica nube en la que el lector acabará perdiéndose. Una vez Argentina resulta también un canto de añoranza, porque el protagonista cuenta una vez ha abandonado ya aquel país en el que algunos de sus antepasados descubrieron la prosperidad que se les había negado en el Viejo Mundo. Con menos personajes y menos saltos atrás, la primera parte se nos antoja más atractiva que la segunda, excesivamente compleja.

Los fundadores son Jacobo, que huye de la Rusia zarista; Lidia, de origen lituano, que coleccionará obras de artistas jóvenes; René, un escultor francés y su esposa Luise Blanche. De este núcleo central se derivará el resto de una familia que vive situaciones diversas. Otro papel adquiere el mundo de la infancia, centrada en el descubrimiento de la familia, en la atracción por el fútbol y el paso a la adolescencia, los primeros escarceos amorosos.

Neuman busca la novela total: el peronismo, Alfonsín, el problema judío, las desapariciones políticas... El repertorio resulta excesivo. ¿Puede escribirse una saga alterando constantemente el devenir histórico, con saltos atrás y con una tan exagerada pléyade de personajes? En la novela casi todo es posible, si resulta bien. No cabe poner en duda que nos hallamos ante un narrador de fuste, pero, en este caso, de exagerada ambición.