Image: Cuando el cielo se caiga

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Novela

Cuando el cielo se caiga

Francisco Galván

26 febrero, 2004 01:00

Francisco Galván. Foto: Mercedes Rodríguez

Premio Ateneo de Valladolid. Algaida. Sevilla, 2003. 263 págs, 17 euros

ésta es la tercera novela publicada por el periodista Francico Galván (Madrid, 1958) tras El rabo del diablo (2002), ganadora del Premio Diablo Cojuelo de novela picaresca.

Cuando el cielo se caiga es una trepidante novela de intriga desarrollada según los moldes del género policiaco. Todo transcurre en los cinco días que van del 3 al 7de marzo de 1939, en la ciudad de Madrid dominada por la confusión y el hambre bajo el asedio del ejército franquista, cuando la guerra estaba ya perdida para la República. Por ello hay dos niveles de significado en la novela que se corresponden con los dos planos de su composición. El plano más general funciona como marco donde una colectividad atemorizada vive los estertores de la guerra con la diaria experiencia del horror de unos frente a la traición de otros. En este espacio urbano herido se plantea una investigación policiaca sobre cuatro muertes. Son el único heredero de una rica familia propietaria de una importante colección de arte, un falsificador de documentos, un conservador del Museo del Prado y una joven de apenas 18 años incluida en el último grupo de fusilados ante la tapia del cementerio del Este. El policía Claudio Ballesteros, de la Brigada de Investigación Criminal, acabará desvelando la estrecha relación existente entre los cuatro crímenes cometidos por intereses que unen a un conde escondido hasta casi el final de la guerra y al comandante del Servicio de Información Militar.

Ambos planos, bien integrados en el discurso del relato por obra de un narrador omnisciente en tercera persona que adopta en su voz la visión de los personajes principales, resultan fundamentales en la construcción de la novela y en su interpretación. Pues el marco general del Madrid republicano en los últimos días de la guerra constituye un desolado testimonio del horror y la miseria (material y moral) en que puede enfangarse la condición humana sometida a la barbarie cotidiana. Algunas situaciones de aquella humanidad doliente ofrecen lo mejor de la novela, por encima de las consignas políticas de unos gobernantes desaparecidos, los enfrentamientos entre las facciones del ejército republicano y los bombardeos.

En el plano de la intriga policiaca, con la información dosificada según los descubrimientos obtenidos por el inspector Ballesteros, descansa el suspense hábilmente graduado. Sin duda, al autor se le ha ido la mano en algunas situaciones de efectismo y novelería propias del folletín. Así ocurre cuando el perverso comandante del SIM cae bajo la metralla descargada por los providenciales aviones que salvan in extremis la vida de Ballesteros. También se ha deslizado algún descuido en la información aportada, como precisar que al entierro de Lourdes no pudieron asistir "las plañideras" (págs. 131-132) y luego incluir a "las comparsas llorosas" entre los pocos allí presentes (pág. 134). Pero dichos reparos no empañan el interés que atesora esta trágica historia de amor y muerte protagonizada por un modelo de policía digno, cuyo destino, después de haber resuelto el enigma de las cuatro muertes, representa la inutilidad de toda esperanza en la desbandada final de aquella guerra. Historia e intriga, suspensión de la trama en forma de "thriller" y ritmo acelerado intensifican su movimiento climático en una prosa entrecortada, casi telegráfica, más apropiada en la segunda mitad de la narración que en sus comienzos.