Máscaras de matar
León Arsenal
1 abril, 2004 02:00León Arsenal
Cuenta la leyenda que existió una región mítica conocida como Seis Dedos en la que un rey, "harto de matanzas, concibió la idea de forjar una máscara capaz de restaurar la paz".Que "la forjó de oro puro y, con su magia, la empapó de todas las virtudes". Por último, "buscó un portador digno de ella". Cuenta que si esa máscara comenzó guiada por "nobles ideales, poco a poco fue perdiéndose en la soberbia y la sinrazón" y que acabó por convertirse en una deidad a la que hoy siguen devotos que son la negación de la primera intención que guió a su crea-dor. Cuenta la novela que a esa poderosa máscara le salió una réplica que deambula sembrando odio y generando violencia. Que alguien debe frenar y desenmascarar a su portador en nombre de la verdad y el orden que han marcado los principios de esa comunidad mítica.
De cómo se llevó a cabo el despliegue de esa aventura trata esta novela. Claro que esto no es más que un simple bosquejo de lo que esta fabulosa parábola ofrece envuelta en los ingredientes de un género que se prodiga poco en nuestras letras. Y no porque le falten adeptos. Hablamos de literatura fantástica, tendencia a la que se adscribe Máscaras de matar: un relato fabuloso, creado sobre una composición narrativa tan ambiciosa, esmerada y detallada que obliga a la admiración y al asombro incluso de quienes atiendan con desgana a esta clase de historias. Juega a su favor el increíble despliegue de pueblos, costumbres y tradiciones que atraviesan la trama. En su contra: largas páginas excesivamente descriptivas, que enriquecen la puesta en escena, pero retrasan la tensión argumental y dispersan la atención de un embrollo que puede pensarse excesivamente retorcido.
Sólo otro aviso: puede leerse como una parábola del bien y el mal, o como la aventura de una comunidad, como la de los Seis dedos, cuya mayor singularidad reside en la posesión de máscaras que permiten a un individuo asumir roles distintos. En esencia una defensa de postulados como que "son las ideas las que importan, y los hombres se convierten en máscaras tras las que se esconden para enfrentarse entre ellas una y otra vez".