Image: El número de Dios

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Novela

El número de Dios

José Luis Corral

13 enero, 2005 01:00

José Luis Corral. Foto: Edhasa

Edhasa. Madrid, 2004. 502 páginas, 18 euros

El siglo XIII fue un momento de la Edad Media en el que la luz cobra un protagonismo inusitado, como reflejo también de una época que supuso un avance en la Historia europea.

En El número de Dios, la luz tal vez sea, por encima de sus peripecias y bien trabados personajes, la gran protagonista de esta novela de tema histórico. Una luz que aligera muros y hace florecer rosetones y vidrieras en las catedrales góticas que comienzan a aparecer por toda Europa, y cuya llegada a Castilla nos muestra esta narración.

En nuestra novela nos encontramos con la intrahistoria verosímil de la construcción de la nueva catedral de Burgos y posteriormente, de la de León. Una luz que anuncia una nueva religiosidad, una relación distinta del hombre con su Dios. En resumidas cuentas, la luz como cimiento del orden y del valor de las cosas, como principio creador. Paso a paso, nuestro autor nos muestra de manera amena y documentada la llegada de esa nueva época a Castilla, especialmente centrada en Burgos, donde Enrique Rouen, maestro de obra de origen francés, construye la nueva catedral. Pero el Camino de Santiago, las relaciones entre los distintos reinos cristianos, la presencia de los musulmanes, las herejías, las relaciones económicas y artísticas entretejen un tapiz de fondo que se ilumina con precisión según le interesa a nuestro autor para su narración.

Corral se centra en el personaje de Teresa Rendol, pintora que hereda de su padre su oficio y sus ideas cátaras. Teresa ama sin más límites que su conciencia a Enrique Rouen, relación que levantan con la luz de su independencia elegida. Mujer libérrima, dispone de su vida y hacienda, y por supuesto, de su propia sexualidad. Este protagonismo de la mujer que permitió el siglo XIII concede sus frutos en personajes como Leonor de Aquitania, abuela de Fernando III de Castilla, promotor de la nueva catedral de Burgos, y mencionada en múltiples veces en esta novela. Es también modelo conocido para Teresa, quien en ocasiones nos parece como si fuera una nueva pastora Marcela del Quijote.

El número de Dios es la secreta proporción que manejan los constructores de catedrales para erigir las fascinantes catedrales góticas, que permite "imitar a Dios" levantando edificios de una altura y esbeltez imposibles hasta ese momento. Es una técnica constructiva, transmitida de generación en generación, entre los miembros del gremio. Con gran precisión y notables dosis de amenidad, como si de un gran fresco histórico se tratara, Corral nos muestra las relaciones interpersonales de la Iglesia, de los políticos, gobernantes y seres anónimos, que siempre están dotados de verosimilitud y humanidad.

Agradecemos al autor que no haya incurrido en el esoterismo barato, ni a la numerología ni a las sociedades secretas, tan de moda al tratar narrativamente de la Edad Media. La época ofrece materia narrativa suficiente: las cruzadas, los cátaros, la Reconquista en la Península Ibérica, las luchas de poder de los reinos hispánicos, la formación primera de la Inquisición...

Hermoso fresco que ilumina una época de culto a la luz, a la poesía, a la inteligencia, donde la mujer tuvo su momento de protagonismo que siglos posteriores se encargaron de oscurecer. El personaje de Teresa representa así una heroína clásica que sacrifica su propia vida a sus ideas, a su conciencia independiente. Una vida que perfila con su voluntad, como si de un fresco pictórico se tratara, y que sólo permite precisión y exactitud, porque en la pintura al fresco, como en la existencia, casi no nos está permitido borrar.