Image: Al piano

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Novela

Al piano

Jean Echenoz

17 marzo, 2005 01:00

Jean Echenoz. L. Mounier

Traducción de Javier Albiñana. Anagrama. Barcelona, 2005. 180 páginas, 14 euros

Después de cuatro años sin publicar un libro, Jean Echenoz (Orange, Francia, 1948), autor de una peculiar narrativa entre el nouveau roman francés y las novelas policíacas, descubre en Al piano una escritura más personal.

Con ciertos ecos de la novela clásica en la división tripartita, el tema de cada una de las partes -la vida, el purgatorio y el infierno- nos hace pensar en Dante, y en Flaubert la absoluta perfección de sus frases. Es un autor cuyo lenguaje es "literatura". Ganador de los premios franceses más reconocidos (Goncourt, Médicis), Echenoz ofrece en Al piano una visión inquietante de la vida que consigue camuflar con un tono humorístico, a veces reflexivo, bañado con su interesante juego lingöístico, capaz de extasiar al lector.

Al piano tiene tres significados diferentes. El primero, un hombre sentado al piano. El segundo, un imperativo al que le falta un punto de exclamación. El tercero, una dedicatoria. Confiere al libro una melodía de notas o letras en blanco y negro, el juego intelectual tan característico de Echenoz, como la estructura en espiral, que le permite empezar el relato en la calle de Roma y terminarla no muy lejos de la misma calle. Asonancias y resonancias gracias a las que su autor demuestra un control ejemplar de la escritura.

La novela es la inquietante historia de un famoso pianista, Max Delerm, al que le quedan 22 días de vida. Max, por supuesto, no lo sabe. Su muerte coincide con el fin de la primera parte. Por eso, en la segunda Max está en un extraño lugar, el Centro, más parecido a un balneario que a un hospital, y en el que espera una sentencia. Fin del purgatorio. ¿Le destinarán al jardín del Edén, bastante aburrido, o a la urbe, teniendo de nuevo que luchar por la vida, o más bien por la muerte? La tercera parte es el infierno, una vuelta a la tierra pero con otra identidad. Ya no puede ver a los pocos que conocía, ni tocar el piano. La soledad es total. Sin embargo, mantiene sus recuerdos: como el de Rose, estudiante de música a la que hace treinta años observó durante días en un café sin atreverse a conocerla. Max deambula por París como alma perdida. Igual que cuando estaba vivo. Porque entre la vida y la muerte no hay mucha diferencia. Y así, Jean Echenoz ofrece una visión singular de la muerte como repetición.

Algunos personajes de Echenoz circulan de novela en novela, y Béliart, diablo en Rubias peligrosas, es ahora una especie de ángel de la guarda de Max. A pesar de que aparecen desprovistos de psicología, el comportamiento de estos personajes nos hace visibles la soledad o el miedo. Al piano es una novela espléndida, por no decir la mejor del autor, en la que se habla de la mujer inaccesible, de la huida, del sinsentido en el que vivimos y en el que, sin embargo, encontramos referencias.