Image: Estas ruinas que ves

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Novela

Estas ruinas que ves

Jorge Ibargöengoitia

7 abril, 2005 02:00

Jorge Ibargöengoitia

Seix Barral. Barcelona, 2005. 192 páginas, 16 euros

El avión que se estrelló en Madrid en 1983 segó la vida de varios escritores latinoamericanos, como el crítico ángel Rama y los narradores Manuel Scorza, Marta Traba y el mexicano Jorge Ibargöengoitia, nacido en Guanajuato en 1928.

Ibargöengoitia se inició en el género teatral para pasar más tarde a la novela. Con Estas ruinas que ves obtuvo el Internacional de Novela México 1975. Los treinta años transcurridos la habían dejado en el limbo donde yace la mayor parte de los textos de autores recién fallecidos a lo largo de años, decenios, siglos o eternamente, aunque en su caso se produjera de forma tan dramática y en edad de plenitud creadora.

Ibargöengoitia es un autor que construye sus tramas con ejemplar sencillez. Pretende tratar con humor la vida provinciana de su ciudad natal, oculta bajo el nombre de Cuévano. Maneja la prosa con elaborada transparencia y en la fluidez de sus diálogos advertimos al hombre de teatro. El argumento es la descripción del retorno a su ciudad natal como profesor de literatura en la Universidad del protagonista y relator. éste se integrará en un pequeño grupo de maestros universitarios de escasas ambiciones, cuya vida cotidiana, al margen de la enseñanza, consiste en propagar chismes, beber, pasear por su pequeña ciudad que recuerda un pasado y mejores tiempos, enfrentarse a autoridades sin prestigio merecido y ser conscientes de formar parte de una minoría privilegiada que se sitúa, gracias a sus conocimientos, por encima de sus conciudadanos. La novela se abre con un admirable: "Los habitantes de Cuévano suelen mirar a su alrededor y concluir: Modestia aparte, somos la Atenas de por aquí".

Será este recién llegado quien propagará la noticia de la falsa enfermedad coronaria de Gloria, su alumna físicamente más favorecida, de la que se apartará, pese a sentirse atraído por ella, hasta un ambiguo final: la novela se cerrará con una mera insinuación. Atraído por las figuras femeninas, tratadas con innegable simpatía, el resto de sus personajes se describen con una benevolencia que implica tedio e incapacidad de cualquier progreso.

Los escándalos que se producen y acumulan ya en las últimas páginas son de naturaleza sexual. El resto lo constituyen excentricidades paradójicas. El mérito principal de la novela es convertir el detalle en pieza esencial, tratar con aparente simpatía a los personajes menos agradables a simple vista, el velar con ironía una vida de provincias que hubiera podido describirse con ferocidad. Una cínica tolerancia convierte la vida provinciana en tolerable. Aparecen dos rasgos de realismo mágico casi inapreciables, porque Ibargöengoitia no se aleja de un delicado realismo psicológico velado por el humor. Pero el lector sabrá apreciar el sentido crítico subyacente e incluso adivinará el proyecto de su novela Las muertas. Bien vale el rescate.