Image: Entre el cielo y la tierra

Image: Entre el cielo y la tierra

Novela

Entre el cielo y la tierra

Andreï Makine

26 mayo, 2005 02:00

Andreï Makine. Foto: Archivo

Trad. Amelia Ros. Tusquets. Barcelona, 2005. 195 págs, 13’50 e.

Andreï Makine viene de un lugar remoto. Del frío siberiano, de la vieja Rusia comunista. Desembarcó en Francia en 1987 y, desde entonces, entre traducción y traducción, va cosechando éxitos asombrosos con sus novelas.

En 1995, El testamento francés recibió el premio Goncourt, el Goncourt de los Liceos y el Medicis. En su última novela, Entre el cielo y la tierra, Makine recupera toda su infancia, de vivencias y emociones nacidas en su tierra natal a través de una historia de amor. Una crónica en la que el narrador, años más tarde, emprende un viaje a través de Rusia para recuperar la vida del aviador Jacques Dorme y Alexandra. Narración en la que ni la cronología, ni la historia de amor en sí, tienen mayor importancia. La búsqueda de los restos del avión pilotado por Dorme le sirve para recobrar toda una parte de sí mismo y encontrarse cara a cara con un pasado traumático que no le permitía avanzar.

La historia de amor. Stalingrado. Mayo de 1942: "Un aviador llega a Rusia desde un país lejano y conoce a una compatriota, se aman durante unos días en una ciudad que pronto acabará convertida en ruinas; luego él parte hacia el confín de la tierra para pilotar aviones destinados al frente y muere al estrellarse contra una ladera helada, bajo el cielo pálido del círculo polar". Jacques Dorme nace en el recuerdo de Alexandra. Por eso desde el principio fue un personaje de ficción en la mente del niño abandonado en un orfanato en un país en guerra, un héroe admirado en la fantasía del adolescente y un fantasma en los recuerdos desordenados del adulto. En la novela se recupera, al evocar a Dorme, las noches desoladas de un colegio, la II Guerra Mundial, un amigo que no alcanzó los veinte años, como esas tardes lluviosas en casa de Alexandra, en las que el narrador descubre la lengua francesa a través de la literatura e inventa el perfil del aviador. Las existencias remotas de los personajes cobran vida gracias a las palabras condensadas de Makine, cuyo estilo clásico recuerda a Proust, a Zweig, como a los escritores rusos. Entre el cielo y la tierra hila relatos diferentes y fragmentados de una ciudad en ruinas, de tantos soldados olvidados, de recuerdormita dar futuro.