Image: La Biblia de barro

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Novela

La Biblia de barro

Julia Navarro

2 junio, 2005 02:00

Julia Navarro. Foto: M.R.

Plaza & Janés. Barcelona, 2005. 767 págs, 21 e.

Publicar una segunda novela con un éxito tan clamoroso a cuestas no debe de ser nada fácil, porque al medio millón de lectores que se acercaron a La Hermandad de la Sábana Santa (2004) hay que sumarle las 17 lenguas que se la rifan, y hasta alguna propuesta de guión cinematográfico...

Huelga decir, pues, que sobre La Biblia de barro pesa la mirada de miles de lectores expectantes ante la ocasión de poder reafirmar los méritos de la autora o de restarle logros apelando a la ocasión caldeada por grandes relatos históricos, como El código da Vinci. Lo cierto es que La Biblia de barro es otra historia, y como tal se presenta. Es obvio que la sorpresa ya no cabe; llega con su propio pliego de razones, dos de ellas absolutamente legítimas y del todo imprescindibles: informa y entretiene. Si a ellas sumamos una voz fresca y nueva, sobrado entusiasmo para hurgar en la Historia y sus confines, mezclarla con la leyenda y confundir con la ficción, además del necesario ingenio para inyectar los elementos del género histórico en la novela de aventuras (o a la inversa) lo que resulta es la sorprendente estratega que demuestra ser la autora.

Cierto que junto a un argumento que combina intriga y acción en torno a dos ejes fundamentales, por un lado la expedición arqueológica que rastrea la existencia de un tesoro, esa "Biblia de barro" que, de aparecer, revolucionará "la arqueología, la ciencia y la religión"; y por otro el saldo de una cuenta pendiente con el pasado que tiene en vilo a tres hombres y una mujer, casi ancianos, con sus vidas hechas en diferentes puntos de la geografía europea, pero la memoria atada a un episodio vivido en el campo de Mathausen. Cierto que, decíamos, junto a esa ambiciosa trama, que mantendrá en vilo a muchos, está el mérito añadido de sembrar la discusión sobre los abusos de poder, el tráfico de intereses en torno a la guerra de Iraq, la defensa de los derechos humanos, el significado de la libertad, de la solidaridad; la ¿justificación de la venganza?

Como están ciertas objeciones, técnicas y estilísticas, que no malogran, en ningún caso, la acción pero restan posibilidades a sus intenciones: maniqueísmo en los personajes, tópicos culturales, escenas que redundan en lo explícito, y un final que dilata en exceso sus intenciones. En cualquier caso es un enorme relato, respaldado por un esfuerzo constructivo admirable que se abraza con terquedad a la actualidad política -a los meses que preceden a la guerra de Iraq- para, desde ella, hacer incursiones al pasado -al final de la Alemania nazi- y trascender pasado y presente en virtud de una idea sustancial: mientras viven quienes vivieron la Historia, y la recuerdan y la saben, ésta no puede dejar que la memoria se llene de olvido.