Novela

Final del verano

Philippe Besson

1 septiembre, 2005 02:00

Trad. Manuel Talens. Alianza, 2005. 154 págs, 11’50 e.

América. Cerca de Boston. Un bar. Cuatro personajes. ¿Hemos contado la historia? Edward Hopper lo hubiera hecho en uno de los cuadros que inspira al francés Philippe Besson su tercera novela, Final del verano. El autor traza palabras y silencios en la boca de cuatro personajes tan comunes y tan humanos que el lector aprenderá a conocer y apreciar, a medida que descubre su resentido pasado común, a todos ellos. A la espera de una tormenta que nunca llega, Louise aguarda en el bar Phillies, en Cap Code, a su amante Norman. Lleva el traje rojo de seducir. Ben, el barman, ya conoce sus costumbres, sus bebidas, sus vestimentas, su vida. Conoce a Louise desde hace años y ha leído todas sus obras de teatro. Louise lo sabe y se enorgullece. Es una escritora de éxito la que aguarda, en ese ambiente bochornoso, estancado en el tiempo, enmudecido de soledad. Hasta que la puerta del bar se abre e irrumpe su pasado. Stephen Townsend desea reconocer el error que cometió al dejarla, hace cinco años.

La búsqueda con precaución de las palabras ciertas hacen hablar a la pareja con la mirada. Pero Louise no se fía. ¿Quién le prueba que una vez más no le están tendiendo una trampa? Leemos los recuerdos, sentimos la avalancha de sentimientos. Miradas a los ojos para descubrir el rencor, la gratitud, el amor. Pero ni una palabra de más. Y entre todo, frases sueltas de una tremenda franqueza, recibidas como balas de cañón. Y comprendemos que esa tranquilidad no es natural y que los personajes esconden una tormenta de fiebre contenida. Besson demuestra su talento de narrador al reproducir con claridad y belleza el sentimiento de abandono que viven sus personajes, extraviados en una vida aburrida. Absorbidos por sus pensamientos, a la espera en una vida en la que "ya nadie los espera", los personajes de Final del verano atraviesan ese momento insospechado en el que sus vidas retomarán su verdadero curso.