Alta sociedad
Begoña Aranguren
13 abril, 2006 02:00Un tono incisivo maneja los movimientos de un coro de personajes sobre los que pesa cierto maniqueísmo. Ahí radica la flaqueza de su intento: trama y personajes ideados para obedecer a una tesis en la que son demasiado obvias las intenciones: convertir en "juego literario" -son sus palabras- la "superficialidad de un mundo absurdo". Tal exceso convierte al lector en espectador de un documento ideado por su autora, hábil con la representación de costumbres decadentes, aunque más volcada en mantener el punto de vista crítico que en ahondar en perfiles y situaciones.
En cualquier caso, éste es un libro controvertido -¿crítico, valiente?- que llamará a sus páginas a no pocos lectores. La controversia viene servida desde la portada, en palabras de Paul Preston, afirmando que servirá a los que "buscan munición para despotricar contra la decadencia de la alta burguesía". Quizá. Lo que es claro es que añade episodios a la historia de una mentalidad.