Novela

El primer caso de Montalbano

Andrea Camilleri

25 enero, 2007 01:00

Andrea Camilleri.

Traducción de M. A. Menini. Salamandra. 317 págs. 16’50 e. LA PACIENCIA DE LA ARAÑA. Traducción de M. A. Menini. Salamandra. 253 págs. 12’50 e

En El primer caso de Montalbano se nos relata tres momentos en la existencia del comisario Salvo Montalbano. Tienen en común que no se desarrollan alrededor de delitos de sangre y nos muestran tres casos insólitos. Nos encontramos con su "maestro", Libero Sanfilippo, jefe cuando Montalbano era subcomisario, quien le había enseñado, como sin querer, un montón de cosas. En primer lugar, cómo alcanzar el equilibrio interior en presencia de un hecho estremecedor. En segundo lugar, cómo cultivar ese ojo clínico que tanto admiraba nuestro protagonista.

La paciencia de la araña comienza justo en el final de "Il giro di boa": Montalbano es herido en el transcurso de un enfrentamiento armado. Nuestro culto comisario nota el peso de los años, y las heridas del cuerpo (y de la vida) le hacen reflexionar sobre la existencia, la justicia, su trabajo: su vida. La soledad pesa, y Montalbano se nos ofrece, en esta novela crepuscular, más cargado que nunca de paciencia de isleño, de siciliano que plasma su universo en esa isla que aquí refleja un momento de la Italia actual. Aunque se encuentra de baja, sus superiores le llaman para que colabore de manera indirecta en el caso del secuestro de una joven cuya familia se arruinó en extrañas circunstancias años atrás.

Llegan a nosotros estas novelas cargadas de sabiduría en la escritura. El primer caso… con tres episodios que ofrecen una expresión más condensada en el relato, la protohistoria de nuestro héroe, cuando es destinado a su adorada Vigatá. Un joven ascendido a comisario en la pequeña ciudad costera, sus gustos gastronómicos, su aterrizaje a una sociedad cerrada, sus corazonadas y el dilema entre instinto y ortodoxia. Otro extraño episodio donde "los muertos" son distintos animales y las claves tienen que ver con la Cábala. Y un tercer caso, relacionado con las dos familias mafiosas de la zona, donde abundan las reflexiones de nuestro detective, al leer a Borges, sobre la percepción y la objetividad, sobre lo que Hammett llama "instinto de caza". En su último caso, la estrategia… nos hallamos ante una larga metáfora de la tela de araña que teje el odio, la falta de ética en el ámbito interpersonal, privado, que se extrapola en una sociedad, para la cual, tras el aguacero final de la novela, pueda amanecer una esperanza de renovación.

Más cerca de Maigret que de Spade -o de Carvalho que de cualquier detective o criminalista a lo Boialeau Narjeac-, Camilleri reconoce sus homenajes a esos personajes que ha interiorizado literariamente. Distingue a nuestro autor su visión lúdica de la existencia, que en esta última entrega se tiñe de una melancolía que refleja el paso del tiempo, la relativización de las propias convicciones sobre la justicia,y su inquebrantable humanidad, porque tal vez la única justicia posible es la poética, sin alejarse de la necesidad de su idea de moralidad y de redención.

No dejan de estar presentes, con ese humor socarrón y profundamente inteligente, los gustos gastronómicos de Montalbano, en su primer caso, cuando comienzan sus descubrimientos, y glotonería, en la última entrega, controlada por una racial Livia, quien ha hipotecado sus vacaciones para cuidarle. Sus criterios literarios, que una vez más muestran esa habilidad para construir diálogos sagaces, personajes bien dibujados, absurdos algunos, como Catarella, o arquetípicos como Peruzzo, en su cercanía a la realidad. Un mosaico que ofrece, desde la pequeñez de ese pueblo imaginario e insular, una crítica a la Italia actual, al poder de los medios.