Image: Los políticos - La plaga

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Novela

Los políticos - La plaga

José Ovejero

12 julio, 2007 02:00

Funambulista. Madrid, 2007 237 páginas. 12’90 euros

Con este libro que contiene dos piezas teatrales, Los políticos y La plaga, José Ovejero aborda un nuevo género, que suma a los muchos que ha cultivado: la novela, el viaje, el cuento, la poesía y el artículo periodístico. Prosista de alabada y premiada trayectoria (tiene el Grandes Viajeros o el Primavera en su mochila), con esta incursión teatral confirma la calidad de su escritura versátil y dominio de los recursos dramáticos.

Los políticos, en concreto, es una pieza magistral sobre la profesión más cuestionada y a la vez más atendida en nuestra sociedad. El texto está en boca de dos personajes, el Político de Derechas y el Político de izquierdas, que en diecinueve escenas conversan, discuten, bailan, confraternizan y se insultan en un festín de entretenimiento para el lector. A veces sale La Prensa, una mujer desnuda con una cámara de fotos, un recurso perfecto para poner en evidencia la hipocresía de ambos sujetos, que cambian de actitud y discurso ante su presencia.

La puesta en escena es muy sencilla. Los dos políticos se presentan ante el público con un atril, para ofrecer un discurso a sus votantes. Se disputan así el espacio, pero no hay público, o no el suficiente. Inician así una conversación a lo largo de la cual Ovejero culmina una sátira lucida de los políticos, con momentos de absurdo y genialidad cómica, de vibrante diálogo y elocuentes monólogos, que se acercan al formato de El Club de la Comedia, o de Harpo con Chico Marx.

Harían bien los profesionales del ramo, portavoces de grupos parlamentarios, líderes y candidatos del próximo encuentro electoral, en leerse esta pieza de Ovejero, por si se ven retratados o encuentran fuente de inspiración. ¿A quién habrá robado el autor esos tópicos con que ridiculiza a la izquierda y a la derecha por igual? ¿A Rajoy o a Zaplana? ¿A Rubalcaba o a Zapatero? Con oportunidad la portada del libro presenta una ilustración tipo tebeo con los perfiles de ZP y Rajoy. Sin embargo nuestros personajes no son ellos: los que ha dibujado Ovejero son capaces de hacerse amigos en quince minutos, de intercambiar sus atriles y jugar a adoptar el discurso del otro, un momento de la función realmente efectista. Es rematadamente audaz el juego de absurdo de la escena decimoséptima, en que al ir a cruzarse en el escenario discuten y se plantan por no pasar uno por la derecha ni el otro por la izquierda, en una humillación metafórica de sus principios. Ovejero no baja a polemizar de asuntos demasiado concretos: no habla de terrorismo, no localiza la obra en tiempo y lugar. Es intemporal y tiene algo de meditación. Son divertidas e ingeniosas las conversaciones sobre si la gente quiere ser feliz, o sobre si la tolerancia es un defecto del político. "La gente no quiere ser feliz -dice el político de izquierdas-. A lo sumo quiere estar entretenida". Pero es rentable asustar a los electores con el riesgo de la infelicidad y presentarse como el salvador. "Conmigo no viviréis peor de lo que vivís", propone el PI (político de izquierdas) como eslogan. El mismo, ejecuta una pirueta lingöística graciosa cuando dice que la tolerancia es una mamarrachada, que la Derecha es intolerante por convicción, y la Izquierda por pragmatismo: "me veo obligado a ser intolerante en la práctica, en contra de mi voluntad", o "me tolero a mí mismo no hacer aquello que creo correcto". Muy buen gag, hablando de la felación oval de Clinton, la confusión entre "pecata minuta" y "bocata di cardinale".