La lentitud del espía
Alfons Cervera
24 enero, 2008 01:00En el relato de esta historia elíptica y evanescente colaboran dos narradores complementarios en sus bien dosificadas informaciones. El primero es un narrador omnisciente que cuenta, en tercera persona, los pasos del espía y descubre sus pensamientos y sentimientos en el subjetivo desorden de su rememoración. El narrador segundo aparece en media docena de secuencias que llevan siempre por título Del diario secreto del espía. Son fragmentos narrados en primera persona por el protagonista, que bucea en los más recónditos pliegues de su memoria y con frecuencia llega a su profundo ensimismamiento unas veces en monodiálogos en segunda persona referida a la mujer que lo abandonó y otras por medio del desdoblamiento de conciencia en la narración en segunda persona autorreflexiva.
No cabe duda de que estamos ante un texto enigmático, que no descubre las claves para su cabal entendimiento, pues más que contar sugiere. Ahí están sus mejores cualidades, y sus mayores riesgos. El autor ha sabido afrontarlos entregando al lector las mínimas informaciones que le permitan seguir el curso subterráneo de una historia que lo subyuga por su desamparo y por el afortunado hallazgo de expresivas asociaciones lingöísticas en imágenes que sustentan la elevada calidad poética del texto.