Novela

El día que Nietzsche lloró

Irvin D. Yalom

27 marzo, 2008 01:00

Traducción de Rolando Costa. Destino, 2008. 372 páginas, 19’50 euros

El famoso médico vienés Josef Breuer, conocido por sus investigaciones acerca de las fisiologías del equilibrio y la respiración recibe, el 21 de octubre de 1882, una nota: "Doctor Breuer: Quisiera verlo por un asunto muy urgente. El futuro de la filosofía alemana está en juego. Lo espero mañana a las nueve de la mañana en el café Sorrento. Lou Salomé". Y es a partir de esa breve, angustiosa sentencia, "El futuro de la filosofía alemana está en juego", donde comienza esta novela inteligente y atrevida, escrita por Irvin Yalom (Washington, 1931) también doctor en medicina y profesor de psiquiatría en la Universidad de Stanford. Escribir por separado sobre Freud, Lou Salomé, Nietzsche, Breuer, la filosofía, la medicina, el psicoanálisis y el amor con sus tortuosos vericuetos, es una práctica frecuente; mezclarlos con pericia para lograr que lo improbable se haga posible, es un ejercicio de maestría, y para ello, pocas personalidades resultan tan propicias como la del "filósofo póstumo", como gustaba definirse a sí mismo Nietzsche. No es lo mismo acercarse a su figura y su obra a finales del siglo XVIII que a principios del XXI, pero en 1882 el Breuer imaginado por Yalom carece todavía de suficientes elementos para encarar la magnitud de la tragedia personal del filósofo.

éste es un libro que habla de la poderosa interacción entre iguales, de la capacidad que goza lo que cronológicamente nunca ocurrió, para resultar creíble. Sabes que si bien no hay pruebas de este encuentro, el que Nietzsche haya llorado un día frente a su primer amigo verdadero, el doctor Josef Breuer, es del todo posible.
Esta novela, nacida del fecundo imaginario de Irvin Yalom, tiene el poder de conmovernos, de divertirnos y, además, de desestructurar las rancias cristalizaciones del pensamiento al presentarnos a alguien humano, demasiado humano, a un Nietzsche empeñado en traspasar las barreras de sus limitaciones para convertirse a sí mismo en el anhelado "súperhombre" y descubriendo, sin reconocerlo, algunas de las leyes básicas que rigen el Universo: Ayuda a sanar y sanarás; Tras cada acción que no comprendas, subyace una petición de ayuda porque es imposible pensar en la muerte de Dios sin estar muerto.