Algo que contarte
Hanif Kureishi
26 junio, 2009 02:00Hanif Kureishi. Foto: Quique García
Dejo mi mente en blanco, consciente tan sólo de mi respiración y de la suya mientras ambos estamos a la espera de que el extraño que vive en su interior empiece a hablar" (p. 493). ésta es la definitiva frase de Algo que contarte, la última novela de Hanif Kureishi (Londres, 1954), y la pronuncia el protagonista y narrador de la obra, Jamal Khan, un psicoanalista de origen pakistaní a punto de ingresar en la senectud, refiriéndose al paciente que acaba de entrar en su consulta. Y es precisamente el "extraño que vive en su interior", el interior del propio psicoanalista, al que hemos conocido en las casi quinientas páginas de la novela. No obstante, resulta arriesgado, por lo inexacto, calificar esta novela de intimista, pues si bien la primera frase -"Los secretos son mi moneda particular: trafico con ellos para vivir." (p. 11)- parece apuntar en esa dirección, el contenido de las cuatro partes en que se divide el libro atiende a tal número de temas que resulta imposible cualquier intento de catalogación.En cierta forma, la sombra de El buda de los suburbios (1990), su primera y más célebre novela, planea constantemente en la evocación del paisaje social del thatcherismo, que enmarca la acción. Pero también escuchamos ecos de Mi oído en su corazón (2005), al convertir los temas familiares en uno de los pilares de la historia; y de El regalo de Gabriel (2002), pues la figura del padre es una vez más recuperada como motor narrativo.
Aquí el padre es Jamal, que mantiene una singular relación con su adolescente hijo Rafi. Lo cierto es que todas las relaciones de Jamal son "singulares". Su conocimiento del ser humano no sirvió para salvar el matrimonio con Josephine, y ahora, después de décadas, ha reaparecido el amor de su vida, Ajita, "La única a la que has amado y le has sido fiel de verdad. La que no has dejado de esperar que volviese". Jamal conocerá los gozos y las miserias del sexo guiado por su hermana Miriam, el personaje literariamente más atractivo,"liada" con Henry, su mejor amigo.
Es la interrelación con los personajes secundarios lo que va conformando el argumento, si acaso existe alguno. Tal vez la intención de Kureishi sea mostrarnos el "zeitgeist" de toda una época que finaliza, como la novela, con los atentados terroristas de Londres; pero lo cierto es que las subtramas resultan inconclusas y sin objetivo . En algunos casos incluso llegan a resultar forzadas y artificiales, por ejemplo las esperpénticas y abundantísimas relaciones sexuales de todo tipo y condición. ¿Será que Kureishi entiende el sexo como catarsis?