Novela

Ordeno y mando

Amélie Nothomb

19 marzo, 2010 01:00

Trad. Sergi Pàmies. Anagrama. 153 pp. 18 euros.


Amélie Nothomb (Japón, 1967) es una celebridad en Francia y fuera de ella. Cada año se espera con expectación su novela -breve, original, fulminante- sobre algún tema actual. Deja otras dos en sus armarios por pudor y para no dar demasiada información sobre ella misma. A medio camino entre su propia existencia y una acelerada imaginación, Nothomb asegura que sus novelas truculentas son íntegramente autobiográficas. Sus libros han cosechado los premios más prestigiosos de las letras francesas, como el de la Academia por Estupor y Temblores, el premio Cultural Leteo en 2006 y el Gran Prix Jean Giono en 2008, estos dos por el conjunto de su obra. Es autora de Metafísica de los cubos, el Diccionario de nombres propios, Antichrista, Diario de Golondrina, entre otras 65 novelas. Hija de padre diplomático, nació en Japón y creció entre Nueva York, Laos, Birmania, Bangladesh, China y Bélgica. En la actualidad vive en París.

Ordeno y mando es su última novela. Extraña, bella, poética, ¿estaremos ante un nuevo Jean Cocteau de la literatura francesa? Uno de los grandes escritores del ya mítico Relato Poético con chispas surrealistas, el final bajo la nieve del libro de Nothomb nos lo recuerda. Por no hablar de sus personajes, que hacen de su vida "una obra de arte", como recomendaban en 1920 Los niños terribles. La primera frase de Ordeno y mando, "Si un invitado muere repentinamente en su casa, sobre todo no avise a la policía", es lo que le dice un amigo a Baptiste Bordave, el protagonista, un día antes de que muera en su casa Olaf Sildur. Bordave decide adoptar el nombre del fallecido y descubrir la vida de la persona que existe tras ese nombre, un multimillonario sueco.

El estilo de Ordeno y mando resulta más poético que el de las otras novelas de Nothomb. La narración, que utiliza elementos surrealistas, acaba por convertirse en un análisis sobre el ser humano. Para la escritora belga no todo es providencia sino que existe en nuestra vida una parte importante de creación, de aventura y valentía.