La estrategia del agua
Lorenzo Silva
28 mayo, 2010 02:00Lorenzo Silva. Foto: Mitxi
Con el desencanto a cuestas y el pesimismo intensificado por la ligereza de algunos jueces, ahora Bevilacqua, animado por la lealtad de su fiel compañera Virginia Chamorro, investiga la muerte de un desconocido asesinado con dos disparos en la nuca en el ascensor de su casa. Óscar Santacruz apenas tiene antecedentes penales más allá de una leve condena por drogas y denuncias de violencia de género por parte de su ex mujer, que se ha quedado con la custodia del hijo.
En principio se trata de un caso que podría pasar por un simple ajuste de cuentas entre mafias de la droga en Madrid. Pero Bevilacqua y Chamorro, con la ayuda de la bella cabo Salgado y el nuevo guardia Juan Arnau, van adentrándose en su investigación en el mundo conflictivo de la relación de pareja y la violencia de género en su relación con leyes muy actuales cuyos aspectos positivos resultan enturbiados por el uso fraudulento que puede hacerse de ellas. La disputa por la custodia del hijo entre los cónyuges divorciados y la profesión de la ex mujer del muerto (procuradora en un juzgado) complica todo el proceso y permite a los guardias civiles que investigan el caso extender su mirada crítica sobre el funcionamiento de la Justicia en España, con abundantes muestras de corrupción, sobre el oscuro manejo del crimen organizado en la noche madrileña, con matones a sueldo dirigidos por rufianes sin escrúpulos, y sobre el descalabro de la burbuja inmobiliaria, cuyas manifestaciones pueden observar en sus desplazamientos por los alrededores de Madrid en plena crisis, pues todo sucede en una semana de la primavera de 2009. Al final, con el caso resuelto, Bevilacqua se reconcilia, en parte, con la institución judicial encarnada en este proceso por una juez con las ideas muy claras en el uso del poder que la ley le ha conferido.
La estrategia del agua es una novela que se lee con facilidad e interés garantizado en todo momento por la construcción de una trama según el esquema tripartito de presentación-nudo-desenlace y por la suspensión de una intriga bien dosificada en su ritmo creciente hasta su clímax cerca ya del final. A sus valores como novela policíaca se añade su mirada crítica sobre ciertos aspectos negativos en el turbio funcionamiento de algunos sectores implicados en la corrupción de políticos, jueces y también policías en la España actual, con oscuras relaciones en el mundo de la especulación inmobiliaria y el crimen organizado siempre al alcance de las redes de la droga pero también de alguna famosilla que pretende utilizarlo contra su compañero de cama para que no se vaya de la lengua. Y lo mejor de la novela está en la naturalidad y fluidez de los diálogos, cargados de ironía, ingenio y matices en su amplia variedad de registros, desde la cáustica agresividad de un Bevilacqua enojado al principio hasta la comicidad y el humor cómplice con sus colaboradores, en especial con la fiel sargento Chamorro. Ambos han llegado a la plenitud en su profesión y en sus vidas, solitarias por diferentes vías, y ambos almacenan ya mucha sabiduría popular que impregna sus diálogos en una rica gama, desde el humor socarrón hasta la íntima confesión teñida de lirismo y melancolía.