Novela

Los bienes de este mundo

Irène Némirovsky

16 mayo, 2014 02:00

Traducción de José Antonio Soriano Marco. Salamandra. Barcelona, 2014. 220 pp. 15 e.

Tras el descubrimiento literario de Irène Némirovsky (1903-1942) hace diez años con Suite francesa, el famoso manuscrito inédito que su familia halló en una maleta, las novelas de esta polaca exiliada en Francia en 1912 y fallecida en Auswitch en 1942 se han ido publicando por el mundo entero. Se le ha comparado con Balzac y su capacidad de escribir no lo desmiente. Némirovsky se sumerge en el periodo del entreguerras en Francia como muy pocos escritores lo hacen. Escribe con la inmediatez de quien lo ha vivido en su propia piel, primero de niña junto a una madre, más asidua a las fiestas que maternal, y luego de joven, luchando contra las normas de una sociedad burguesa a la que pertenecía. Némirovsky retrata, y vive, un momento histórico en el que todo, las costumbres, las ideas, las fronteras, se están desmoronando. Los bienes de este mundo se editó en Francia, por primera vez, en 1947. Obra póstuma, la novela cuenta con precisión la vida de una familia desde 1900 hasta el advenimiento de la II Guerra Mundial. En Saint-Elme viven los Hardelot, fabricantes de papel desde hace generaciones. Toda la familia debe seguir la autoridad inflexible del abuelo, que quiere casar a su nieto Pierre con una rica y poco atractiva heredera. Pero Pierre lleva desde niño enamorado de Agnes, con la que decide casarse. La historia nos proporciona una imagen fidedigna de la vida de la burguesía en provincias y de cómo todo su mundo se vino abajo cuando estalló la I Guerra Mundial. La escritora retrata a los personajes con todo tipo de detalles psicológicos. Cada uno de ellos representa, de cierta manera, a un prototipo social, el avaro, el soñador, el inconformista, el romántico, el traidor. Pero la novela resulta ejemplar sobre todo por la fidelidad con la que Némirovsky consigue relatar el arranque de las dos guerras mundiales en Francia. Los primeros años de la I Guerra Mundial, consecuencia de la Primera, vienen relatados por una autora los mismos días que los debía estar viviendo. El éxodo francés y belga, la tensión de los civiles, contado por Némirovsky me ha parecido impresionante. Lo más sorprendente de esta escritora realista, más cercana a los escritores de finales del XIX que a las Vanguardias, es su capacidad para dar a entender y mostrar en sus novelas, una realidad espeluznante. Sus personajes se mueven por amor, desafían los mayores horrores y sobreviven a las dos guerras con verdadera valentía. Némirovsky consigue en esta novela más que en ninguna otra, relatar la repercusión del advenimiento de unas guerras que sorprendieron a los franceses que tuvieron que huir, dejar sus casas, sus pertenencias, su propia vida.