Fuerzas Especiales
Diamela Eltit
11 septiembre, 2015 02:00Diamela Eltit. Foto: Archivo
Desde su primera novela -Lumpérica (1983)- la trayectoria de Diamela Eltit (Santiago de Chile, 1949) tiene como ejes transversales el compromiso sociopolítico, la génesis de mundos singulares y el esbozo de personajes marginales atrapados en la adversidad. Autora consagrada en el ámbito latinoamericano, Eltit ha escrito desde la disidencia al totalitarismo de Pinochet y contra los absolutismos que mercantilizan la literatura. De hecho, una de las características fundamentales de su creación es la ruptura con el concepto tradicional de novela.Buen ejemplo de ello es Fuerzas especiales, una suerte de antinovela cuya descripción tanto argumental como estructural no resulta fácil elaborar. Con una fuerza estilística arrolladora que se convierte en uno de sus núcleos fundamentales y en seña de identidad indiscutible, la obra gira sobre sí misma, haciendo pequeños progresos en espiral, avanzando y retrocediendo dentro de una historia mínima que se manifiesta en tres dimensiones. Los personajes que sustentan el relato viven en un bloque de un barrio marginal sitiado por fuerzas especiales. De ahí el título, que también alude al denuedo de estos individuos por sobrevivir en un mundo lleno de trampas. La protagonista y narradora se prostituye en un cibercafé inmundo que a veces se convierte en lugar de refugio contra el caos de la vida en el exterior. Mientras, en los bloques sobreviven sus padres y su hermana, desquiciados por un pasado de torturas y por un presente incierto y perturbador.
El estilo reiterativo y obsesivo -recuerda en cierto modo a Thomas Bernhard- busca que el lector sienta la obra y la perciba de forma intuitiva, no que la entienda intelectualmente. Por eso la narración consiste en un cúmulo de metáforas que transmiten sensaciones de tristeza, de agobio; y sentimientos de desamparo, de alarma y de miedo. La prosa, además, no es portadora de una realidad cierta, sino de un mundo inseguro donde las cosas pueden ser y no ser, y los hechos quizá han sucedido o quizá no. Al escamoteársele los puntos de referencia básicos, el lector nota el mismo desasosiego y la misma inquietud que los protagonistas. A medida que avanza la lectura, el relato gana en racionalidad. Se comprende entonces el carácter universal de la historia y su sentido metafórico, y los personajes toman cuerpo. En suma, literatura originalísima y de calidad para lectores vivos y valientes.