Poesía

Pequeñas posesiones

Ángel Mendoza

26 abril, 2000 02:00

Renacimiento. Sevilla, 2000 54 páginas, 850 pesetas

A una música grata y consabida suena este primer libro de ángel Mendoza (Puerto de Santa María, 1969). Poemas en alejandrinos o en endecasílabos, algún verso de arte menor, rima asonante, lenguaje coloquial, memorias de infancia y vagas melancolías. En el poema titulado "Temática", el poeta enumera aquello de lo que que hablan sus versos: "lejanas muchachas", "una infancia con sueños y paisajes miopes", "los viejos amigos"... Lo hace con medida palabra, con sentido del ritmo, con una cuidada retórica bien aprendida en unos pocos y escogidos maestros (M. d’Ors y J. Salvago resuenan muy claramente, por ejemplo, en "Camino de los treinta"); son raras las veces en que incurre en desmañada ingenuidad o en que el poema se reduce a un ejercicio.

El lector, que cierra el libro con agrado, que vuelve sobre algún poema, echa, sin embargo, en falta ambición e intensidad. No basta con decir bien lo que otros han dicho mejor, no basta con mencionar en el verso la melancolía del tiempo que pasa, las mínimas anécdotas de una vida breve: "Servicio Militar, curso en el Norte,/[...] algunos sueños en algún poema". O quizá sí basta cuando se trata sólo de un punto de partida, de un primer libro que acredita sensibilidad y lecturas. Para hacerse imprescindible, para que la propia voz no se pierda en el coro de otras voces, hace falta algo más. A Mendoza, que muestra modos de verdadero poeta, se le puede exigir -sin condescendientes benevolencias- ese algo más.