Image: Prólogos

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Poesía

Prólogos

Pablo Neruda

25 octubre, 2000 02:00

Lumen. Barcelona, 2000. 155 páginas, 1.950 pesetas

¿Constituye el prólogo un "género" más de lo que calificamos como literatura? Su naturaleza y su diversidad lo sitúan en las fronteras de la erudición, de la crítica, de la poesía misma. Pablo Neruda no es, por descontado, un erudito ni pretende ejercer la crítica. Desde cada una de las palabras que sitúa como pórtico de entrada al libro propio o ajeno advertiremos al poeta fundador que fue.

Arturo Infante Reñasco ha reunido en este volumen prólogos de Pablo Neruda. El lector español deberá enfrentarse a ellos a pecho descubierto, porque ha prescindido de cualquier referencia que no haya sido la publicación que incluye, menos mal, la editorial y la fecha de publicación y, en ocasiones, la de la procedencia de la composición. Se hubiera agradecido una pequeña nota bio-bibliográfica de algunos escritores menores -casi la mitad del volumen- de difícil localización para lectores no especialistas a quienes va dirigida la colección.

Tampoco se sigue un orden estrictamente cronológico. Un prólogo fechado en 1964 figura entre otro de 1974 y el siguiente de 1980 (no publicado, pues, en vida del autor). Se incluyen también los de las obras propias, los que figuran en alguna traducción (sin señalar si es el texto nerudiano original en castellano o el nombre del traductor), los de autores bien conocidos (Ehremburg; el español Juan Rejano, 1943; uno curioso a Huidobro, dada la poca simpatía que se profesaron, para una edición belga, de 1974; López Velarde -el más extenso y enjundioso- u Otero Silva, su gran amigo venezolano, por ejemplo).

A menudo los prólogos nerudianos pueden tomarse casi como fragmentos autobiográficos, no incluidos en sus incompletas memorias. Por ejemplo, aunque publicado en 1954, el dedicado a Canto, de Sara Ibáñez, nos revela la época, bien distinta, y las circunstancias vitales del poeta: "Escribo estas líneas en un barco, junto a las costas de áfrica. Ya comienza el mar a sostener cañones, y el aire a entrar en la venenosa y moribunda hora de la guerra. La fuerza ha exterminado mucha luz en España. Y Austria. Checoslovaquia, Albania muestran también sus desgarradores charcos de sangre humana. Las tinieblas invaden el otoño blanco de Europa".

El prólogo a la edición de Losada, de 1961, de sus Veinte poemas de amor y una canción desesperada hará desaparecer un reiterado tópico sobre su valoración del poemario más popular. Es mencionado, aunque no reproducido -pese a su importancia- en la edición de Obras Completas, I (Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores), en curso de edición.

Habrá que acudir, pues, a este pequeño volumen, a menos que se incluya en el anunciado cuarto y último volumen de textos dispersos o inéditos. Algunos artículos de Prensa pasaron a convertirse también en prólogos. Figuran otros que pueden considerarse como piedras de toque de determinadas posiciones ideológicas y políticas; pero, en su mayor parte no se integran en la vertiente épica del poeta, sino del canto a la naturaleza chilena, su estética creadora, su amor al paisaje y a las gentes, su trayectoria personal.

Lástima, pues, que un cierto desorden y un mínimo hilo conductor del responsable de la edición no haya facilitado situar estos textos (alguno inédito y otros escasamente conocidos) en el contexto de la magna obra de uno de los grandes poetas de la lengua española del siglo XX.