Image: De lo imposible a lo verdadero

Image: De lo imposible a lo verdadero

Poesía

De lo imposible a lo verdadero

Varios autores

22 noviembre, 2000 01:00

Antología de Antonio Garrido Moraga. Sial. Madrid, 2000. 269 páginas, 3.300 pesetas

Los poetas incluidos nacieron entre 1941 y 1959; les une el afán reivindicativo, la conciencia de cierta marginación, y alguna incapacidad para el pensamiento abstracto

Como casi todas las antologías al uso, De lo imposible a lo verdadero. Poesía española 1965-2000, de Antonio Garrido Moraga comienza afirmando que no es una antología al uso. Reúne poetas "de varias generaciones y estilos, cuyo único nexo común es su calidad y su radical originalidad", según se nos indica, aunque todos ellos se proclaman orgullosamente "poetas de la Diferencia", opuestos, según señala el prologuista, "a la generalización conceptual de poesía de la Experiencia, cuyo paradigma revela acción uniformadora por lo unívoco de su intencionalidad social". Se trataría de poetas que han sido marginados por "la tendencia oficial y excluyente".

Todos ellos, sin embargo, a juzgar por la bibliografía que acompaña a sus poemas han sido reiteradamente premiados y han recibido considerable atención crítica. Incluso uno de ellos, Manuel Jurado López, inicia su poética con una larga enumeración caótica -José Hierro, Pablo García Baena, José Manuel Caballero Bonald, Antonio Muñoz Molina, Emilio Alarcos Llorach...- de las docenas y docenas de nombres que formaron parte de los jurados que "estimaron su obra poética como digna de destacar".

Pero una antología se salva, no por sus mejores o peores intenciones ni por su afán polémico, y De lo imposible a lo verdadero no es una excepción. Los poetas incluidos en este volumen nacieron entre los años 1941 y 1959; son, por lo tanto, coetáneos de los novísimos y de la llamada generación del ochenta.

Les une el afán reivindicativo, la conciencia de cierta marginación crítica, y también alguna incapacidad para el pensamiento abstracto (de la que no escapa el prologuista, a pesar de su gusto por un léxico pseudocientífico). Su manera de hacer poesía ejemplifica las distintas tendencias que se han dado en los últimos años: Pedro Rodríguez Pacheco homenajea a Jaime Gil de Biedma ("Beatus ille"), aunque no se circunscribe a ese tono, Pedro J. de la Peña a Jorge Luis Borges ("Un guerrero decide encaminarse a una muerte segura"), el mundo griego está muy presente en Carlos Clementson, la reivindicación feminista, con un toque de ruralismo, en Juana Castro, el modernismo en Fernando de Villena, el realismo urbano en el Antonio Rodríguez Jiménez de Un verano de los 80... Hay otros poetas, nada desdeñables, como José Lupiáñez, Antonio Enrique o Concha García.
Es aconsejable, por ello, que el lector prescinda del componente polémico de esta antología (sin demasiada consistencia argumental) y se centre en los textos poéticos: encontrará, junto a esforzadas variaciones de lo que otros han hecho mejor, un puñado de no desdeñables poemas, como "Cementerio en la costa", donde Clementson reescribe a Valery: "Fuera del tiempo, allá donde los pasos / de los hombres se borran y no hay huellas / que mancillen su ser, el mar renace / siempre igual a sí mismo en cada ola"..

NOCTURNO

Mira hacia el infinito mi tristeza,

hacia las altas crestas de esos cerros lejanos,

por donde oscuro queda el cielo,

como el fondo sin llama de mi alma.

Parten desde aquel puerto los últimos navíos

envueltos en la pálida niebla de la noche,

y un eco de sirenas lejanas

va devolviendo al aire

la queja indefinida de los que van errantes,

a la deriva, a la tristeza.

José LUPIáÑEZ