Oblivion
Raimundo Viana
13 diciembre, 2000 01:00Este poemario complejo y centrífugo, porque se remite a sí mismo, pasa de la alternancia de la carnalidad, como fórmula del diálogo intercorporal para re-conocerse en la mujer ausente y evocada desde el recuerdo, que le permite sentirse vivo de manera intermitente, con la que aspiraba a ser uno en el sentido saliniano del amor, ("De una vez", pág. 66). Desde una historia que hace real en el presente lírico, pero que nos confiesa ambiguamente terminado, Viana pone en contraste la idea de la alternidad de un diálogo truncado por la muerte o una distancia indeterminada, porque el poeta realiza una supresión de la anécdota originadora del verso deliberadamente abrupta, lo que añade un halo de sugerencia que embellece el poema. De esta manera, le libera de una intelectualización apriorística que el poeta está a punto de no romper, pero al producirse esa confesionalidad íntima y amorosa, permite ganar en humanismo y da un tono uniforme al conjunto del libro, que es la antinarración de un proceso: el aprendizaje del olvido. "Re-cordar" para después desleírlo en el poema y poder seguir ese camino difícil que llamamos vivir.