Image: Versiones y diversiones

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Poesía

Versiones y diversiones

Octavio Paz

27 diciembre, 2000 01:00

Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. 2000. 715 págs. 3.400 ptas. Miscelánea II, en O. C. vol. XIV. Círculo de Lectores, 2000. 428 páginas

Las palabras de Paz alimentan la sensibilidad de sus lectores. No hay en el siglo XX otro escritor de lengua española más sugerente y renovador, joven por decisión intelectual

Octavio Paz había reunido ya en tres ocasiones, sucesivamente ampliadas, sus traducciones poéticas, según podrá descubrir el lector por los prólogos fechados en 1973, en 1978 y en 1995, aunque por vez primera figuran aquí, en palabras de su editor, también los "textos originales de las lenguas más accesibles al lector hispanoamericano y español, con el fin de abrir el abanico de las lecturas posibles. En el caso de los poetas suecos y orientales, por tanto, sólo reproducimos las traducciones de Paz". Se contradice así la ausencia que se defendía en el prólogo de 1973, pero las circunstancias han cambiado.

Seguir el proceso histórico de las traducciones del poeta mexicano significa comprender mejor no sólo sus preferencias y sucesivos descubrimientos, sino su expresa voluntad de prestar su dicción poética personal a autores en ocasiones muy alejados de la tradición de la poesía en castellano. No me refiero aquí a poetas de lengua inglesa, ni mucho menos a la poesía de Pessoa. El lector español podrá comparar con facilidad el original portugués y juzgar la fidelidad al texto o discutirle, incluso, a Paz su precisión, que ha de entenderse como poética y libre y, en consecuencia, difícilmente discutible. Me refiero a las versiones del sueco (lengua que Paz no conocía) o a las del chino, japonés o sánscrito para las que tuvo que contar con especialistas y traducciones a otras lenguas.

A menudo el poeta explica las dificultades con las que tropieza. Sus traducciones de tantas y haikús no hacen sino ajustarse a un descubrimiento que, en español, se produce ya en los años 30 y aún antes (en México conviene recordar los empeños de J. J. Tablada [1871-1945], atraído por el mundo oriental y la vanguardia, a quien Paz otorga el mérito de haber sido el introductor del haikú en América y España). Paz va aún más lejos con sus impagables Sendas de Oku, de 1957, acompañadas de notas aclaratorias muy útiles, ya que las traducciones son una forma de asimilación no sólo de estéticas, sino de actitudes existenciales, que se integrarán a su propia poesía.

Precisa siempre fuentes y colaboraciones con las que ha contado, así como las modificaciones realizadas de una a otra edición, porque ha descubierto una más precisa versión o porque algún especialista le ha aconsejado cierta modificación al respecto. Deberán tomarse en consideración si en alguna ocasión se emprende la edición crítica de su obra, porque sus traducciones ofrecerán ejemplos de correcciones sucesivas, paralelas a las de su obra poética original. Su concepto de la traducción, expuesto en otros ensayos, figura resumido en el prólogo de 1973: "Pasión y casualidad pero también trabajo de carpintería, albañilería, relojería, jardinería, electricidad, plomería, en una palabra: industria verbal. La traducción poética exige el empleo de recursos análogos a los de la creación, sólo que en dirección distinta. [...] a partir de poemas en otras lenguas quise hacer poemas en la mía". Las acompaña de abundantes precisiones en notas. Su decantación por los autores de la Modernidad no permite duda alguna. En una etapa se inclina por los surrealistas franceses. Entre los estadounidenses, e.e. cummings, Wallace Stevens o William Carlos Williams. Pero sus traducciones de Pessoa constituyen lo más abundante de su producción. Se anticipa en la traducción de los cuatro poetas suecos, uno de los cuales, Lundkvist, sería quien le introduciría en el Nobel.

Sorprenden, sin embargo, algunas ausencias. Paz mismo admite que no tradujo a griegos ni latinos porque ya existían versiones excelentes de los mismos. Pero también hubiera podido argumentarse del mismo modo sobre poetas franceses o estadounidenses. Se alejó de la poesía medieval europea. Quienes estudien a Paz en profundidad deberán tener presente, por tanto, no sólo lo que realizó, sino también lo que dejó al margen.
Miscelánea II reúne, como se precisa en el subtítulo, buena parte de los últimos escritos del poeta que, por razones que no se justifican, no fueron en su momento reunidos en el volumen correspondiente o fueron escritos con posterioridad a su publicación. La mayoría corresponde a los diez últimos años de su vida. Cinco son inéditos, uno de ellos lo constituyen las palabras que pronunció al recibir el Premio Príncipe de Asturias por la revista "Vuelta". Pero de los textos más conmovedores es el que dedicó a Neruda a los veinte años de su muerte, fechado el 2 de abril de 1995, que, además de dar a conocer su poema Discurso de las liras, escrito en Madrid, ligeramente posterior a su Residencia y no incluido en sus anteriores obras completas, finalizaba así: "Musito el nombre de Pablo Neruda y me digo: ‘lo admiraste, lo quisiste y lo combatiste. Fue tu enemigo más querido’". Alguna necrológica interesará en especial a los críticos españoles, como una nota sobre Alberti del 3 de agosto de 1990 o la necrológica de María Zambrano, del 5 de febrero de 1991. Pero la presencia de lo español es más amplia. El volumen, por ejemplo, se inicia, con dos cartas dirigidas a Buñuel, de 1951. Y las referencias a los clásicos son inexcusables, como las dedicadas a Quevedo.

No pueden faltar en el volumen tampoco textos sobre arte y pintura americana, reflexiones sobre la política mexicana, la esencia de lo latinoamericano, la libertad, algunos autores contemporáneos mexicanos afines. El volumen respeta los grandes temas en los que Paz reordenó su tan vasta obra. Buena parte proceden de "Vuelta", pero otros son anteriores o ajenos a su revista. Por fortuna las palabras de Octavio Paz y su capacidad de comunicación crítica permanecen, se conservan y alimentan la sensibilidad de sus lectores. No hay en el siglo XX otro escritor de lengua española más sugerente y renovador, joven por decisión intelectual.