Vivimos en el ciclo de las erofanías
Yolanda Castaño
28 febrero, 2001 01:00Dirigida a un tú omnipresente, la voz narrativa del yo femenino se alambica en su interrogación. De esta manera nos encontramos con una nueva visión del conocimiento erótico en su formulación lírica: a través de la experiencia amorosa se llega a una refundación del propio ser emocional y social, a la definición del "otro" que refleja una ordenación nueva del mundo y su forma de estar en él.
Es éste un libro que trata del crecimiento a través del erotismo, como un sacramento que inicia en el cuerpo y en las emociones del yo: "A ver si cabemos los dos en el espacio que ocupaba mi autolatría,/confiando en que confíes en mis ojos pintados de violeta/ y te requiero por tu dogma nuestro y porque sabes comerme bien;/la unión y el desafío que tanto me tardaban./ Quién me diese cualquier adverbio de tiempo junto a ti. Penetrar tus latidos, abrigar tu oculto. /entablando un diálogo con tus caricias una a una. /Este será el tiempo de fortificarte" (página 17). Indagación corporal y textual: la tarea de la poesía es otra suerte de arte de amatoria.