Poesía

Jardín junto al mar

H.D. (Hilda Doolittle)

25 abril, 2001 02:00

Traducción de Alison Bartolo y Alfredo Martínez. Igitur. Tarragona, 2001. 130 páginas, 1.700 pesetas

Quiere la escritura feminista que al etiquetar a Hilda Doolittle como H. D., imaginista, en Londres y en 1912, Ezra Pound, que era el protector y primer amante de la poeta norteamericana, en realidad le cortase las alas, a posteriori, reduciéndola a ese único rótulo, poeta imaginista, para toda su vida. Es cierto que la fama inicial de H. D. (firmó siempre sus libros así, con las iniciales de su nombre y apellido) está unida al efímero éxito de una vanguardia anglosajona cuyo nombre se inventó Pound. "Imaginismo" viene de imagen y es una búsqueda poética en el verso libre (aunque con ritmo cuidado).

El haiku japonés se prestaba a ese universo, pero también el epigrama griego o los fragmentos en que se ha conservado la vieja poesía clásica. H. D. (1886-1961), que teniendo lo antedicho en cuenta fue una poeta imaginista, hizo además de la relectura del mundo helénico clásico su voz más personal y la base para la edificación de un mundo futuro más bello y más libre... Naturalmente la obra de H. D. no termina en el imaginismo, pero casi nunca abandonó su interés por ese mundo clásico redivivo, en sus novelas o en su prosa autobiográfica. Considerada mucho tiempo como figura menor, un acercamiento a su obra no nos muestra sólo a una mujer sugestiva, sino a una creadora que sintió y nadó en la belleza y en lo turbulento.

Jardín junto al mar (Sea Garden, que podría ser también Jardín marítimo o marino) fue su primer libro de versos, editado en Londres en 1916, tras haber publicado -desde 1912- en muchas revistas... Es un libro que, sin explicaciones, nos mete en un orbe de escenas griegas, de vitalísimo helenismo sentido como presente, con imágenes de templos junto al mar, santuarios, guerras, o apasionadas oraciones a los dioses... Nada arqueológico, por supuesto. Ya que los sonoros versos libres entran en una belleza, no falta de matices homoeróticos ("Pérdida"), invocaciones entre el calor estivo de la fruta, y un mundo donde el mar y la hermosura natural ("El huerto", "Los dioses del mar") rigen unas vidas gobernadas por la pasión y el vitalismo. Estoy seguro que quien lea este libro (púlcramente traducido) no sólo gozará con unos versos muy bellos, sino que sentirá la tentación de conocer más cosas de esta H. D. que fue mujer moderna y apasionante en sus búsquedas literarias y personales. (Tanto en el prólogo como en el epílogo se traduce el inglés modernism -el movimiento en que entraría H. D.- por modernismo, lo que supone un claro equívoco en español. El modernism anglosajón es nuestra modernidad, la etapa de las vanguardias o del 27, y nunca la omnímoda estética simbolista anterior. Téngase en cuenta.)