Image: Poesía española reciente
Poesía española reciente
Juan Cano Ballesta es autor de importantes estudios como La poesía española entre pureza y revolución o Literatura y tecnología. Su último trabajo es esta Poesía española recienteque incluye a Ana Rossetti, Javier Salvago, Jon Juaristi, Abelardo Linares, Andrés Trapiello, Juan Manuel Bonet, Justo Navarro, Miguel Casado, José Gutiérrez, Julio Martínez Mesanza, Juan Carlos Suñén, Juan Lamillar, Luis García Montero, Blanca Andreu, álvaro Valverde, Felipe Benítez Reyes, Carlos Marzal, Esperanza López Parada, Roger Wolfe, Leopoldo Alas, Aurora Luque, Jorge Riechmann, José A. Mesa Toré, Vicente Valero, Vicente Gallego, Almudena Guzmán, álvaro García, Ada Salas y Luis Muñoz. Muchos de los principales poetas del panorama actual se reú-nen en esta antología que se presenta como continuación de la que en 1979 Rosa Pereda y Concepción G. Moral con el título Joven poesía española y a la vez se propone trazar una panorámica "que señale e ilustre las diversas corrientes y tendencias" de la poesía posterior a la eclosión novísima.
A pesar del evidente trabajo de documentación realizado por Cano Ballesta, se observa un desajuste importante entre este propósito panorámico y los resultados de la selección, problema de fondo que acecha a toda antología con intención de neutralidad: la reflexión crítica se diluye en clasificaciones (repetidas por unos y por otros), la valoración del talento individual queda en segundo plano y la selección termina escorando hacia alguno de los lados.
Cano presenta una síntesis del estado de la cuestión que plantea acertadamente la secuencia desde la eclosión novísima hasta el presente pero que resulta algo confusa al fundir y tratar como categorías del mismo nivel clasificaciones y descripciones más específicas realizadas por Jaime Siles, José Luis García Martín, Luis Antonio de Villena, Miguel García-Posada y otros. Así, comenta la poesía actual en nueve apartados, algunos de los cuales se solapan y le obligan a repetir muchos nombres: "Poética del silencio", "Del culturalismo a la vida", "Poesía escrita por mujeres y neoerotismo", "de la experiencia", "La otra sentimentalidad", "neoclásica o helena", "Neomodernismo, ironía y pastiche", "Simbolismo e impresionismo", "Neosurrealismo" y "Renovada conciencia social". Aunque todos estos elementos reflejan lo que hay, se presta más atención a unas cuestiones (el monólogo dramático, el comentario de algún poema) que a otras, como las bases teóricas de las divergencias estéticas. Es evidente, además, (como indica el autor) lo discutible de la división tajante culturalismo/vida, o que el uso de la ironía o la cuestión de la conciencia social inciden diversamente en algunas de las distintas tendencias.
La autolimitación del antólogo a los nacidos a partir de 1950 le impide incluir a autores como Miguel d’Ors (1945), Fernando Ortiz (1947) o Eloy Sánchez Rosillo (1948), entre otros, muy relevantes en las poéticas que parecen interesarle más. Porque este es otro problema que plantea la selección: casi todos los elegidos son poetas consolidados y representativos (y esto quiero subrayarlo), pero la gran mayoría corresponde a tendencias figurativas. A eso tengo poco que objetar, aunque si la antología hubiera querido serlo de esas poéticas, faltarían nombres: desde poetas nacidos en los años cincuenta a otros más jóvenes como Amalia Bautista, Juan Antonio González Iglesias o Lorenzo Oliván, por sólo citar a tres. Pero ya que se presenta como una muestra panorámica, se echará de menos en ella a autores tan distintos como Andrés Sánchez Robayna, César Antonio Molina, Diego Doncel, Concha García o Juan Carlos Mestre, por ejemplo. En la tarea ingrata que ha abordado Juan Cano Ballesta, los aciertos son mayoría pese a los reparos expuestos, y quizá le habría rendido más si hubiese llegado más al fondo de sus gustos poéticos, sin concesiones.
A pesar del evidente trabajo de documentación realizado por Cano Ballesta, se observa un desajuste importante entre este propósito panorámico y los resultados de la selección, problema de fondo que acecha a toda antología con intención de neutralidad: la reflexión crítica se diluye en clasificaciones (repetidas por unos y por otros), la valoración del talento individual queda en segundo plano y la selección termina escorando hacia alguno de los lados.
Cano presenta una síntesis del estado de la cuestión que plantea acertadamente la secuencia desde la eclosión novísima hasta el presente pero que resulta algo confusa al fundir y tratar como categorías del mismo nivel clasificaciones y descripciones más específicas realizadas por Jaime Siles, José Luis García Martín, Luis Antonio de Villena, Miguel García-Posada y otros. Así, comenta la poesía actual en nueve apartados, algunos de los cuales se solapan y le obligan a repetir muchos nombres: "Poética del silencio", "Del culturalismo a la vida", "Poesía escrita por mujeres y neoerotismo", "de la experiencia", "La otra sentimentalidad", "neoclásica o helena", "Neomodernismo, ironía y pastiche", "Simbolismo e impresionismo", "Neosurrealismo" y "Renovada conciencia social". Aunque todos estos elementos reflejan lo que hay, se presta más atención a unas cuestiones (el monólogo dramático, el comentario de algún poema) que a otras, como las bases teóricas de las divergencias estéticas. Es evidente, además, (como indica el autor) lo discutible de la división tajante culturalismo/vida, o que el uso de la ironía o la cuestión de la conciencia social inciden diversamente en algunas de las distintas tendencias.
La autolimitación del antólogo a los nacidos a partir de 1950 le impide incluir a autores como Miguel d’Ors (1945), Fernando Ortiz (1947) o Eloy Sánchez Rosillo (1948), entre otros, muy relevantes en las poéticas que parecen interesarle más. Porque este es otro problema que plantea la selección: casi todos los elegidos son poetas consolidados y representativos (y esto quiero subrayarlo), pero la gran mayoría corresponde a tendencias figurativas. A eso tengo poco que objetar, aunque si la antología hubiera querido serlo de esas poéticas, faltarían nombres: desde poetas nacidos en los años cincuenta a otros más jóvenes como Amalia Bautista, Juan Antonio González Iglesias o Lorenzo Oliván, por sólo citar a tres. Pero ya que se presenta como una muestra panorámica, se echará de menos en ella a autores tan distintos como Andrés Sánchez Robayna, César Antonio Molina, Diego Doncel, Concha García o Juan Carlos Mestre, por ejemplo. En la tarea ingrata que ha abordado Juan Cano Ballesta, los aciertos son mayoría pese a los reparos expuestos, y quizá le habría rendido más si hubiese llegado más al fondo de sus gustos poéticos, sin concesiones.
