Image: Una pronunciación desconocida

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Poesía

Una pronunciación desconocida

JORGE URRUTIA

5 septiembre, 2001 02:00

DVD. Barcelona, 2001. 95 páginas, 1.300 pesetas

En la trayectoria poética de Jorge Urrutia, Invención del enigma (1991) marcaba una inflexión notable desde el experimentalismo hacia una poesía de más directo intimismo, Una pronunciación desconocida significa un logro importante desde los tres frentes en que se sitúan sus poemas: la temporalidad, el amor y la escritura.

Si La travesía (1987) implicaba una invitación al viaje en clave de indagación en el discurso, Invención del enigma establecía como tejido unificador la figura del poeta como pasajero (homo viator) que vuelve sobre el vivir desde la serenidad precaria de la madurez. En Cabeza de lobo para un pasavante (1997) era el navegante que inicia nuevas singladuras y revive retornos al tiempo que la desconfianza del lenguaje relativiza la función de la poesía: "nuestro verbo/ nada puede decir, caja es vacía".Una pronunciación desconocida significa un logro importante en la poética de Urrutia desde los tres frentes que establece: temporalidad, amor escritura. Libro de compleja urdimbre argumental y de indagación en el calidoscopio de la conciencia, el "Retrato de varón, cubista" que lo abre esencializa la fragmentación de la identidad en la que indaga su escritura: "Un hombre es una máquina, un maniquí insensible/ y fragmentos que buscan/ equilibrio de luz. Como una niebla". El recorrido por esta niebla se realiza en el lenguaje, "un dedo que señala,/ modela, marca, busca, precipita/ toda ficción posible que es él mismo". Varias poéticas jalonan las seis partes del libro: en "El origen de la tragedia" el poema es "la avaricia de ser, y ser y serlo todo", el poeta quien busca "cómo habitar el caos,/ como escribirlo y reducirlo/ al flujo contenido del poema" y la poesía, en "Develar la poética" (como en "ángulo y bisectriz", del libro anterior), "el edificio de la transparencia".

La metáfora de la navegación canaliza el itinerario del personaje, que va pasando de la celebración elegíaca del instante ("todo es profundo y bello hasta el quejido") hasta la tristeza de la lucidez y la conciencia serena de la derrota, en "Anochecer en Selinunte" o "Memoria de la materia", y casi siempre desde un cauto distanciamiento del poeta en los poemas intimistas y en los eróticos. Algunos de estos, como "El cartógrafo", se abordan desde la metáfora geográfica, otros desde la evocación del mito ("Venus Atenea"), que recuerda a Salinas. Por eso contrastan otros como "Motivos del contemplador", un espléndido poema de reflexión nocturna sobre la conciencia y la renuncia, más intenso porque no admite la emboscada de la ambigöedad para ser sobrio: "No cabe el llanto aquí, frente a la paz/ de toda certidumbre convencida".

Las causas últimas de todo acto creador son el miedo y la conciencia de la muerte. Por eso valoro como uno de los mejores el poema "Saber es conocer", que replantea el proceso de la escritura como un acto trágico de conocimiento donde cobra sentido el título del libro: "Firme sombra de luz rebusca entonces/ un eco de sí mismo hecho ya otro,/ una pronunciación desconocida/ que al fin exprese la tragedia obvia". Y, sin embargo, herida por el conocimiento pero también testimonio de la plenitud, la poesía "llena/ de libertad el mar de nuestro sueño".