Poesía

Correspondencia celeste. Nueva poesía brasileña

ADOLFO MONTEJO (ED.)

5 diciembre, 2001 01:00

árdora. Madrid, 2001. 320 páginas, 2.900 pesetas

Si la actual poesía hispanoamericana es hoy para buena parte de la edición y de la crítica una desconocida, la brasileña -común al tronco ibérico- lo es aún en mayor medida, con excepciones. Sin embargo, algunos poetas del Modernismo brasileño, denominación que ni histórica ni estéticamente coincide con nuestro Modernismo, constituyen auténticos hitos de un movimiento renovador.

El espíritu de aquella vanguardia sigue vivo incluso en los últimos retoños. Adolfo Montejo en su breve prólogo y bibliografía (32 páginas) admite su deuda con ángel Crespo, que, en 1973, publicó su clásica y ya inencontrable Antología de la poesía brasileña que vino a clausurar una feliz Revista de Cultura Brasileña que entre las décadas 60 y 70 nos aproximaba a su proceso vivificador. Por otro lado, la presencia en Barcelona de João Cabral de Melo y su influencia sobre Joan Brossa y el grupo Dau al Set han obligado, en las breves introducciones que abren la selección de cada poeta, a informar que Ronaldo Polito (1961) es traductor del poeta catalán y que Sérgio Alcides (1967) aparezca, asimismo, como traductor de Brossa. Pese a estas contadas excepciones y la traducción de algún poeta aislado, la poesía brasileña sigue siendo una incógnita para el lector español.

Por ello hay que agradecer el esfuerzo de Adolfo Montejo, quien inició su labor de selección y traducción, según afirma, a comienzos de los 90. Aparece dividida arbitrariamente por décadas, según la fecha de nacimiento del autor. El primero de ellos es Sebastião Uchoa Leite (1935), concreto y "cabralino" y la cierra Marcos Siscar (1964), culturalista y afrancesado. Alude Montejo a una poesía "pre-postmoderna" (¡paradójicos prefijos!) que convive con el final de la década de los 60, pero en los 40 años elegidos desfilan toda suerte de tendencias y matices. Han sido 34 los poetas seleccionados, aunque, en el prólogo, se mencionen muchos más, porque los registros son variados y se alude al incremento último de la presencia femenina, aquí escasamente representada.

En las breves líneas que introducen a cada poeta el autor ha elegido un lenguaje casi cabalístico como cuando afirma de Régis Bonvicino que su obra posee: "tensa concisión formal, sintaxis en stacatto y una radiográfica imagética urbana que dimensionan su poética postconcreta". Pero la lectura de la selección de textos aclara mejor los conceptos. Advertimos en el conjunto -que incluye el texto original y traducción en página par- ciertas líneas comunes soterradas que dividen el conjunto en experimentalismo gráfico (aunque no aparezcan aquí ejemplos de su abundante poesía visual) y otra que busca raíces musicales, más tradicional y hasta más barroca. En todo caso, la poesía brasileña de las últimas promociones aparece como más renovadora, atrevida y minoritaria que la que se expresa en español. Dada la cantidad de poetas, el antólogo se ha visto obligado a reducir la presencia, incluso en los poetas más destacados a un máximo de 4 páginas (que son en realidad 8) con mínimas diferencias respecto a otros de menor obra o de, hasta hoy, menor trascendencia.

Las traducciones pretenden ser tan fieles que, en ocasiones, están teñidas de brasileñismos o de palabras que no forman parte del corpus lingöístico español. Las influencias del surrealismo tardío, de la corriente beat, de formas estéticas ajenas a la poesía misma como la pintura y la música se combinan con atrevidas imaginerías. Naturalmente cada voz tiene su identidad y cada resumen biográfico indica direcciones y una subjetividad que aparece en la mayoría de los poetas. En resumen, el descubrimiento de lo próximo puede depararnos descubrimientos gozosos, porque la más reciente poesía brasileña brilla plena de luminarias.

Joaquín MARCO



Integración de la noche


Mi nieto prolonga a mi hijo:
El mundo no tiene arreglo.
Un ladrido a lo lejos me dice que es de noche:
El escalofrío de la memoria.
Hace milenios alimentamos esta hoguera.
A la sombra de mi barbilla
la torre transfigurada y el
perro:

La lengua nerviosa lamiendo el infinito.



CACASO (ANTÔNIO CARLOS DE BRITO)