Image: La pared amarilla

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Poesía

La pared amarilla

Carlos Pujol

5 junio, 2002 02:00

Carlos Pujol

Pre-Textos. Valencia, 2002. 46 páginas, 8 euros

En este nuevo libro Pujol ha logrado una honda contemplación de la misteriosa pintura de Vermeer al tiempo que una sugestiva síntesis de su poética personal.

Ut pictura poesis: pocas veces hallamos mejor adecuación entre la visión artística de un pintor y la creación del poeta espectador que trata de alcanzar su sentido mediante la escritura. Más allá de las anécdotas del pintor de Delft, a Pujol le interesa su concepción de esas escenas de interior en las que los momentos de la vida cotidiana son pretextos para indagar en la luz tamizada que desvela los emblemáticos objetos, los fondos: La pared amarilla. A lo largo del monólogo del pintor, que domina la casi totalidad de los 38 poemas, busca el poeta objetivar su intuición de lo real que escapa a toda representación. También le interesa destacar la ambigöedad básica de las figuras, como la costurera o la muchacha del turbante azul: "pero de ti prefiero no saber,/no sea que la vida que te he dado/sea también mi vida y su secreto".

También la biografía del pintor tiene su espacio en este homenaje, pero los pocos datos que se conocen de su vida se trazan en confluencia con la descripción de sus cuadros. La figura de su autor es la del artista lento, ajeno a la vida pública. El mundo sencillo, íntimo y misterioso de Vermeer se nos presenta en estos versos como un homenaje a la realidad y a la belleza. Una belleza que, según el Vermeer de Pujol, "es humilde, necesita/ser pobre y al alcance/de todos". Su homenaje trasciende desde lo cotidiano y para lo cotidiano: "Sobre la mesa el pan/refulge, en la pared/el tiempo blanco y gris se ha detenido/hasta ser muy hermoso porque sí". Pintar las calidades instantáneas de la materia y las revelaciones cambiantes de la luz nos remite a la temporalidad esencial de tantos poemas de Carlos Pujol. Desde la conciencia aguzada del tiempo, todo hacer busca detener el instante en lo creado, "para que dure más que nuestros ojos". Memoria, imaginación e intuición esperan "el don desengañado de la luz" no tanto para conocer, sino para aplicarse una vez y otra vez a la belleza, con el inevitable desengaño. Emoción y conciencia, la poesía de este libro nos acoge desde una afirmación más convincente cuanto más compleja se muestra su aparente sencillez.