Los cuarenta principales
Enrique Baltanás (Ed.)
3 julio, 2002 02:00Felipe Benítez Reyes
Esta antología general de la poesía andaluza no resulta convincente ni por el título elegido, ni por algunas ausencias, ni por los argumentos del compilador. No tengo nada que objetar respecto a los seleccionados (todos ellos poetas nacidos en Andalucía que publican a partir de 1975), porque bastantes de ellos figuran desde hace años entre lo mejor de la poesía española reciente y los más jóvenes no defraudan, aunque hubieran podido figurar algunos como Juan Carlos Abril o Rafael Espejo.También otros algo mayores como Juan Manuel Villalba o José Luis López Bretones. Pero sí se echan claramente en falta, y más desde las evidentes preferencias estéticas del antólogo, los nombres de Javier Egea y de Antonio Jiménez Millán, o los de José Gutiérrez, José Carlos Rosales, Francisco Ruiz Noguera, José Ramón Ripoll o Jesús Fernández Palacios, algunos de los cuales han desempeñado, además, un papel principal en el activismo poético de este período. Claro que me dejo muchos por citar: Esther Morillas, por ejemplo, que, además es de Jaén, provincia de la que no se ha seleccionado ni un solo poeta (tiene razón Baltanás cuando dice que "hoy es la provincia esfera desprestigiada, comida por la voracidad autonómica").
El programa radiofónico "Los cuarenta principales" cumple su objetivo como servicio al mercado discográfico: una lista de canciones en constante renovación para fomentar el consumo. Como título para una antología de los mejores poetas andaluces -no de la mejor "poesía andaluza", que en eso estoy de acuerdo con el antólogo-, Los cuarenta principales queda muy estrecho. No voy a entrar en la desproporción provincial que presenta la selección, que las Musas no entienden de estadística, aunque sí es obligado decir que frente a catorce sevillanos y diez gaditanos sólo se cuenta con un poeta nacido en Huelva (Abel Feu) y una nacida en Almería (Aurora Luque).
Una antología "general" de la poesía andaluza requiere mayor amplitud, así como un prólogo menos desenfadado y que, por destinarse a un público "no demasiado informado", clarifique, al menos, el proceso histórico de la poesía andaluza en el último cuarto de siglo (alternativas, movimientos, revistas, etc.) y los criterios firmes de una selección que, aun declarándose no militante y en un punto intermedio entre las antologías "canónicas" y las "fundacionales", apuesta decididamente, salvo un par de excepciones, por la poesía "figurativa" (término que prefiere).
A pesar de que no están todos los que son, e independientemente de mis preferencias de lectura, me parece claro que estos cuarenta poetas sí figuran entre los más valiosos. Casi la mitad de ellos hace ya tiempo que han sido incluidos en diversas antologías nacionales: Francisco Bejarano, Fernando Ortiz, Rosa Romojaro, Javier Salvago, Justo Navarro, Ana Rossetti, Juan Lamillar, Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes, Aurora Luque, José Manuel Benítez Ariza, José Mateos, José Antonio Mesa Toré, álvaro García, Luis Muñoz y hasta el joven Pablo García Casado. Es de agradecer, por otra parte, que se incluya aquí a poetas inexcusables por distintos motivos pero con menor fortuna en la lotería antológica, como es el caso de Jacobo Cortines, Alejandro Amusco, álvaro Salvador, Juan Antonio Olmedo, Rafael de Cózar (del que no se muestra la vertiente vanguardista), Vicente Tortajada, ángeles Mora, Rafael Juárez, José D. M. Serrallé, Inmaculada Mengíbar o Abel Feu, por citar a los que mejor conozco. Que esta antología contribuya a difundir fuera de Andalucía a algunos autores representados por poemas muy plausibles es otra de las cosas que hay que valorar en la selección de Enrique Baltanás, como también el haber propuesto nombres nuevos como los García Maíquez, Moreno Prieto o Rocío Arana, estos dos últimos nacidos en 1977.