Image: Lo más importante es saber atravesar el fuego

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Poesía

Lo más importante es saber atravesar el fuego

Charles Bukowski

12 diciembre, 2002 01:00

Charles Bukowski. Foto: Joe Wolberg

Trad. E. Iriarte. La poesía, señor hidalgo. 833 páginas, 23 euros

Mientras vivió (1920-1994) Charles Bukowski, pese a la mucha fama final, cultivó su estética de viejo sucio, con toda la polisemia del adjetivo: Descuidado, marrano, verde, ordinario, lúbrico... Emparentado, a veces, con los beats por su desdén por todo lo establecido; más que un concienciado antisistema, Bukowski fue un outsider, un desplazado, de talante anárquico, al que le gustaba no hacer nada, beber cerveza en lata, ir con mujeres, armar bronca, apostar en las carreras y escribir relatos, novelas y poemas, en los que daba cuenta de ese vivir fuera de una sociedad detestable, de la desolación cotidiana.

En España (y visto en la perspectiva de hoy parece un desacierto) lo primero que se conoció de Bukowski fueron sus relatos, y en general los más obscenos, porque se vivía esa etapa de ansia de libertad que llamamos el destape. Libros como La máquina de follar (Anagrama, 1978) dieron una imagen de Bukowski demasiado antiliteraria -por ello no muy cotizada- aun que en modo alguno falsa. La mayoría, entonces, no sabíamos que el Bukowski de Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones era también poeta. Mucho más tarde (en 1977 y 2001) aparecieron libros poéticos de Bukowski en español, cuando ya el autor había muerto: El infierno es un lugar solitario y Madrigales de la pensión.

Bukowski fue un gran narrador y también lo es en los poemas, aunque en estos logra refinar su técnica y dominar estupendamente la elipsis. Con menos trascendencia que Carver, pero a veces con idéntica o mayor eficacia, el Bukowski poeta suele ser más refinado que el Bukowski narrador. Retrata momentos de su vida voluntariamente marginada, pero el poema (obligándole a podar) le lleva a climas donde la desnudez -el vacío- rozan la metafísica.

Lo más importante es saber atravesar el fuego (editado bilingöe, y en traducción eficaz y correcta) es una colección de poemas que se publicó originalmente en 1999. De alguna manera (aunque no estricta) los poemas siguen una ordenación biográfica. Charles Bukowski, que se nos dice que dejó el libro preparado para la imprenta, parece haber querido hacer en este tomo final -que no cambia el tono, el aire ni los temas de su poesía- una suerte de biografía en poemas.

Desde el padre en paro, las apuestas, y las mujeres bonitas o broncas, hasta el desplome y sinsentido de una vida que solo parece querer persistir, pese a todo. Hay algún texto metapoético, que Charles Bukowski trata con un desgaire que -a mi entender- resulta siempre más fino y eficaz que en sus relatos. Si hubiésemos conocido primero al Bukowski poeta, su trayectoria española -creo- hubiera sido distinta.