Image: Imágenes de Montale

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Poesía

Imágenes de Montale

Horacio Armani

2 enero, 2003 01:00

Horacio Armani

Sudamericana, 2002. 143 páginas

De los tres grandes poetas del hermetismo italiano, Quasimodo es leído hoy casi sólo como traductor; Ungaretti, como máximo intérprete de la inexpresable nada que él, con su condensado decir, tal vez mejor que nadie dibujó; y únicamente Eugenio Montale sigue ejerciendo una influencia derivada de su doble vertiente creativa y de su no menos inesperada evolución.

Este libro del argentino Horacio Armani nos explica por qué. En él Montale aparece en directo, exponiendo su punto de vista sobre múltiples cosas y explicando no pocos de los resortes de su creación. él mismo -y de viva voz- marca su diferencia con Sanguinetti, Giuliani y Guglielmi, y explicita su interés por Antonio Machado, Valéry, Gottfried Benn, Borges, Saba, Yeats y Eliot. Dice que "el número de poetas es ya tan numeroso que forman el público de sí mismos", y cree que la poesía es "una forma de conocimiento". Explica su arquitectónica concepción del soneto y su moderna visión del endecasílabo; se burla de los críticos estructuralistas y de la semiótica; y lamenta dos cosas: que hoy se llame música "a cualquier conjunto de sonidos", y que la literatura se haya industrializado.

El libro de Armani se articula sobre tres ejes casi simultáneos que recogen una triple documentación: la que procede de entrevistas con el propio poeta y que vieron la luz antes en "La Nación"; la que deriva del conocimiento profundo de sus textos y que se transparenta en una serie de valiosas versiones acompañadas siempre de clarificadores ensayos; y un conjunto de cartas enviadas por Montale a quien fue su amigo y traductor. El resultado es una aproximación muy completa que permite seguir el lentísimo ritmo de una obra cuyos primeros títulos distan entre sí más de quince años: Huesos de sepia es de 1925; Las ocasiones, de 1939; La Tempestad y otros poemas, de 1956; y Satura, de 1971.

El último Montale cambia su sístole y diástole, como puede verse en los 122 poemas que informan Diario del ‘71 y del ‘72, publicado en 1973, y que recoge una amalgama de tonos y de temas escritos al dictado de la noticia y al contacto con la cotidianeidad. Entre ellos están "El príncipe de la Fiesta", algunos epigramas y su impresionante "Para terminar". Armani explica la decencia de quien ha sido considerado "el mejor lírico italiano desde Leopardi". Montale es un poeta en el límite entre lo claro y lo oscuro, que siente una "curiosidad errátil por lo contemporáneo" y que ha ido desarrollando en su lirismo un tono cada vez más moral: el de "Existe un mundo único habitado/ por hombres", el de "Vacío" y el de "Aún no está probado que los muertos/ quieran resucitar...". Según él, "El porvenir ya ha pasado hace mucho". Es lo que se deduce de los 61 poemas de Altri versi, entre los que figuran éstos: "La poesía consiste/en sus siglos de oro,/en decir siempre peor/las mismas cosas".

De los más de mil quinientos artículos que componen su prosa hay algunos tan divertidos como el de su "cocodrilo" a Hemingway, rectificado con humor al día siguiente de saberse la falsa noticia de su muerte; o el que sobre sí mismo sustrajo del archivo del periódico en el que trabajaba. Más nueva y casi desconocida es la información que aquí se adjunta sobre la súplica-encargo que hizo al escritor norteamericano Henri Furst, pidiéndole un artículo mensual sobre libros ingleses o americanos que el propio Montale firmaría pagándole la misma cantidad que él iba a recibir. El asunto -literaturizado por Carlo Emilio Gadda en "La gazza ladra" ("La urraca ladrona")- se inserta en un tiempo que, por muchos motivos, para Montale fue un horror: "una vida imposible" -así lo llama. También se alude aquí a otro episodio de naturaleza similar: su plagio de la traducción de Extraño interludio de O’Neill. Armani subraya la base biográfica de algunas de las prosas incluidas en Farfalla di Dinard, que relaciona con Le Occasioni, y pasa revista a su propia experiencia como traductor. Por último, traza una semblanza del hombre y de su obra, en la que incluye abundantes anécdotas y hace un detallado recorrido por el territorio de este agonista que hizo del sentimiento de la vida un claroscuro de rostros y de tiempos que son, más que lenguaje, ironía, inteligencia, percepción.